Enamorándome de mi ex

Crítica de Marcelo Pavazza - Crítica Digital

Otra de ricos con tristeza

La realizadora Nancy Myers vuelve a tocar la crisis de la mediana edad en un film que desaprovecha talentos en cada toma.

Después de las flojas Lo que ellas quieren, Alguien tiene que ceder y la (bastante) mejor El descanso, Nancy Myers vuelve a la carga con una de mujeres otoñales muy exitosas en casi todos los aspectos menos en, por supuesto, el amoroso. En este caso se trata de Jane (Meryl Streep), aventajada dueña de un restaurant muy paquete de la dorada California del Sur, una bella sesentona divorciada hace diez años de Jake (Alec Baldwin), abogado de buen pasar que en su momento la cambió –infidelidad mediante- por una muchacha sexy y altanera. Tienen tres hijos: dos chicas en momentos cruciales de sus vidas (una que se muda, la otra que se casa), y el varoncito del medio, a punto de graduarse en Nueva York. Será allí, en ocasión de ese evento, donde Jane y Jake se crucen y le cambien el destino a su divorcio ya consolidado y a la película, comenzando un affaire que se transforma en un tira y afloje a ritmo de comedia. Jake se engancha de nuevo, Jane también, pero duda. Y en el medio, Myers, que mete en la trama a un tercero: el arquitecto Adam (desaprovechadísimo Steve Martín), encargado de remodelar la casa de Jane, sufriente divorciado (¡sorpresa!) y nuevo interés amoroso de la de repente codiciada madre y ex esposa.

Entre una Jane que no se decide a dejar a su ex en el limbo en el que logró ubicarlo con los buenos oficios de se terapeuta,un Jake que ve renovado entusiasmos varios –el sexual, principalmente- con respecto a esa señora que osó abandonar, están nada menos que sus tres prístinos críos (víctimas, cómo no, de su turbulento divorcio) y un hombre que mira con ojos nuevos y, mejor, acordes a la actualidad de la todavía apetecible dama transcurre un film aburrido al que no salvan ni la siempre eficiente Streep ni un Alec Baldwin al que no necesitamos verlo corrido de su “nueva carrera”, esa que amamos amar. Sus personajes son tan ajenos a nosotros como lo son títeres de Myers, dispuesta a contar el cuentito con repartidas dosis de comedia y de “película que reflexiona sobre la crisis de mediana edad” (otra vez lo mismo que Alguien tiene que ceder; la vejez parece ser el cuco de Myers), sin dejar pasar, por ejemplo, que la nueva esposa de Jake será muy linda pero tiene que acudir a un tratamiento de fertilidad para quedar embarazada.

Que el título original de la película sea “Es complicado”, parece hablar más de las dificultades de Myers para contar la historia sin empantanarse que de los problemas de los personajes. Un mundo de ricos con tristeza que un día creen en las segundas oportunidades y otro día no, y cuyas vidas, perdón, Nancy, son de lo menos interesantes.