En trance

Crítica de María Gabriela Losino - Cine y más...

Tras el éxito que cosechó con "Slumdog Millonaire: Quién Quiere ser Millonario?" y "127 Horas", el director británico Danny Boyle ("Trainspotting") regresa a la pantalla grande con este confuso thriller ¿psicológico? protagonizado por James McAvoy, Vincent Cassel y Rosario Dawson y que está basado en la película para TV de 2001 creada por Joe Ahearne.

"En Trance", producción con la que el realizador -según sus propias palabras- vio la oportunidad de enmarcar dentro de un contexto moderno aspectos clásicos del cine negro (la traición, la incertidumbre moral, la tensión sexual y los escabrosos instintos que parecen merodear por debajo de la piel de todo ser humano), presenta la historia de un subastador de obras de arte llamado Simon (McAvoy) que hace equipo con una banda de criminales, liderada por Franck (Cassel), para robar una pintura de Goya valuada en millones de dólares.

La cuestión es que durante el atraco Simon sufre un fuerte golpe en la cabeza que lo hace olvidar dónde escondió la pintura. Cuando amenazas y torturas físicas fallan en un intento por hacer que diga la verdad (en realidad no está mintiendo), es obligado a asistir a sesiones con una terapeuta experta en hipnosis, la Dra. Elizabeth Lamb (Dawson), para que se sumerja en los rincones más oscuros de la psique del muchacho. Claro que la especialista, al conocer el valor de la obra, querrá obtener su parte.

A medida que avanza la trama, incoherente por cierto, se le va revelando al espectador que ninguno de estos tres protagonistas es quien parece ser. Pero además, todo sucede con tanta rapidez que es imposible para el espectador procesar lo que está sucediendo y seguirle el ritmo a una historia que, con cada giro, lo confunde más y más.

Si bien el estilo visual de Boyle está fuera de discusión, el problema reside en el desarrollo narrativo del film. Al igual que su premisa, la frontera entre la realidad y la sugestión hipnótica comienza a desdibujarse. Un rompecabezas mental que no llega a ningún lado y nos deja con más preguntas que respuestas.