En trance

Crítica de Alan Echeverría - Cinéfilo Club

Una calesita con una sortija difícil de atrapar

El director de Trainspotting nos sumerge en este thriller de andar enredado y sumamente original, volcando todas las fichas en sus modernos y extravagantes planos, manejos de cámara y en la peculiaridad de marear a más no poder al espectador con mil vueltas de tuerca.
James McAvoy se hace cómplice de una banda criminal para robar una obra de arte de un valor millonario y, desde su relato en off, comienza la historia narrándonos qué es lo que no se debe hacer en este tipo de atracos. Cuando la operación se lleva a cabo, un potente golpe en la cabeza lo tumba y pierde la memoria, despertándose sin recordar dónde dejó la pintura y siendo sometido a agresiones físicas por parte de los implicados. Cuando notan que las torturas no generan respuestas, contratan a una hipnoterapeuta (Rosario Dawson), quien con sus particulares métodos escarba en la mente del protagonista intentando resolver la incógnita.
A partir de allí, la película gira (como volverá a suceder en innumerables situaciones más) y, así como Nolan exploró el mundo inconsciente del cerebro humano y los secretos que una persona guarda en estados mentales en Inception, Danny Boyle le da un sentido parecido desde la hipnosis a la que se somete a McAvoy. Pero al reconocido realizador de Slumdog Millionaire parece no bastarle con estos psicodélicos juegos y trucos cinematográficos que merodean en la psiquis del público y va apostando con el correr de los minutos a más y más giros, los cuales nos tendrán por momentos en un nivel de mareo y confusión tal que ya no podremos elaborar una hipótesis firme sobre lo sucedido hasta la escena final.
Potente y estilísticamente loable, En trance nos mete de lleno en una hora y media repleta de vértigo, enredos, traiciones y surrealismo, con dosis de violencia y una libido a flor de piel en determinadas secuencias por parte del trío actoral principal. Interesante y distinta, la cinta es buena pero no pasa a escalas mayores que la ubiquen en las grandes ligas de cine del 2013.

LO MEJOR: la filmación, la banda sonora, la idea y cómo se plasma. Los giros. Se pasa en un abrir y cerrar de ojos.
LO PEOR: algunas incongruencias en ciertas secuencias. Hay tantas vueltas de tuerca que pueden generar una no agradable sensación de confusión en el espectador.
PUNTAJE: 7,2