En trance

Crítica de A. Degrossi - Cine & Medios

Mareado

Empieza bien esta película, con buen ritmo, promete. Cuadros valiosos, ladrones organizados, un plan perfecto, acción. Hasta que algo no sale como estaba planeado y todo lo bueno que se prometía empieza a desvanecerse.
Simon (James McAvoy) trabaja en una casa de subastas y es responsable de poner a resguardo las valiosas piezas que hay en el lugar en caso de robo. Por motivos que descubrirán al ver la película -si deciden hacerlo- acaba colaborando con un grupo de delincuentes que quieren robarse una pintura de Goya. Algo sale mal, la pintura no aparece y el único que sabe donde está es Simon, solo que no lo recuerda. Para recuperar la obra de arte, el jefe de la banda (Vincent Cassel) contrata a una especialista en hipnosis (Rosario Dawson) para que ayude a Simon a recuperar la memoria.
Danny Boyle regresa con su estética clipera, musicalización marchosa y saturación cromática, que en este caso sirve para graficar las situaciones hipnóticas por las que pasa el protagonista. Desafortundamente el guión pierde el rumbo y entre tantas vueltas de tuerca el agobio llega al espectador, luego de perder el verosímil planteado en el inicio de la historia. Queda para regocijo del público masculino el desnudo total de Dawson, impactante.