En primera plana

Crítica de Carlos Manuel Horazzi - Citricón

En Primera Plana, la quinta película de Tom McCarthy (cuyo debut The Station Agent, del 2003, es una gema perdida que recomiendo ampliamente que vean) nos lleva a Boston en el año 2001, donde un grupo de periodistas, liderados por Walter Robinson (Michael Keaton), son parte de una “elite” dentro del Boston Globe llamado “Spotlight” (titulo original de la película). Este grupo se especializa en historias que requieren una investigación profunda, y generalmente eligen sus propias tareas.

Con la llegada de un nuevo editor en jefe, al equipo de Spotlight se le pide seguir una historia que había sido “enterrada” en una columna de opinión: las denuncias de abuso infantil en manos de un cura de la iglesia católica y de que manera la Arquidiócesis de la ciudad de Boston, estaba involucrada, en caso de estarlo.

A grandes rasgos, esa es la historia. Impregnada con un aire a homenaje de “Todos los Hombres del Presidente” (la obra maestra de Alan J. Pakula que relato el trabajo de los periodistas que expusieron el escándalo de Watergate, hecho que termino sacando a Nixon de la Casa Blanca), la cinta nos muestra como Mike Rezendes (Mark Ruffalo), Sacha Pfeiffer (Rachel McAdams) y Matt Carol (Brian d’Arcy James), liderados por Robinson, se adentran en la laberíntica tarea de encontrar las pruebas que, como toda película que funciona en retrospectiva con un hecho real, ya sabemos: La Iglesia Católica encubrió, protegió, escondió y hasta ayudo a profugarse a cientos de curas en Boston, y miles en el mundo entero al enterarse que abusaban de niños. Sabían lo que pasaba, y no solo lo toleraban, sino que activamente, y en muchos casos llegando hasta lo mas alto de la misma, hicieron todo lo posible para que los curas no fueran condenados, y las victimas fueran silenciadas.

Cabe destacar varias cosas sobre la película. La más importante, para un amante del cine, son las actuaciones. Es fácil olvidar que Michael Keaton es un gran actor, y esta película nos lo recuerda. Aquí, da uno de sus mejores trabajos. Conciso, puntual, sin exagerar. Desde Jackie Brown no lo veía actuar así, y tal vez el papel nos recuerde a la ignorada pero genial película de Ron Howard “The Paper”, de 1994, que también transcurre en un diario.

Ruffalo, McAdams, Liev Schreiver, John Salttery y d’Arcy James acompañan dicha actuación, como sus compañeros en esta investigación. Stanley Tucci brilla como nos tiene acostumbrados interpretando a un excéntrico abogado con una misión concreta, tildado de loco, pero más cuerdo que la mayoría. Billy Crudup, Jamey Sheridan, también acompañan, o en pocas palabras, nadie desentona, y todos dan grandes performances.

La dirección de la película es correcta, sin grandes planos o excentricidades, permitiéndonos absorber la dimensión de lo que esta gente ha logrado. Más cercano a un registro, como si la cámara estuviera ahí y fuera una persona en el cuarto escuchando atentamente lo que pasaba, y de esa manera, permitiéndonos recorrerla a través de las actuaciones, los momentos, dejándonos digerir la información, sin perdernos en lo llamativo de la manera clipera que últimamente domina al cine en general.

La semana pasada les contaba sobre “La Gran Apuesta”, y como cada tanto aparece una película importante, que hay que ver para no permitir que ciertas cosas se repitan. Esta es otra de esas películas, que nos recuerdan que el jaque al poder viene de la vigilancia, y en esta época, el periodismo TIENE que cumplir esa tarea. Porque muchas veces, fuera de la condena judicial, la condena civil y publica es el único refugio que tenemos contra los poderosos. Y en Boston, en las décadas finales del siglo XX, con una comunidad pobre, católica y creyente, los curas eran Dios, nadie se animaba a hablar de lo que pasaba, NADIE… hasta que un periodista empezó a preguntar.