En otro país

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Una francesa en tierra lejana

El director surcoreano Sang-soo Hong filma en la playa de Mohang, al sur de Corea, un filme que hace referencia al constante contraste entre la cultura occidental y la oriental.

El cineasta que sabe jugar muy bien con los tiempos dramáticos, divide su película en tres partes que se fusionan unas con otras y en cada una de ellas, Isabellla Huppert asume un papel distinto.

En el primero es una directora de cine francesa, que llega a una ciudad de playa en Corea del Sur y vive una relación de amor casual, con un guardavidas. En el segundo es una mujer que arriba a la misma ciudad para encontrarse con el hombre que ama y en el es una turista europea engañada por su marido que busca en la playa cierta tranquilidad, o con la posibilidad de vivir una aventura.

LA SUTILEZA

"En otro país" es un filme intimista, que habla de la simplicidad de la existencia, de los hechos triviales de la vida y lo hace a través de una sutileza poética, en que una comida, un paseo por la costa, o una visita a la carpa de un desconocido en la playa, pueden despertar interés y curiosidad.

La historia tiene como base a una mujer y su hija, que viven obsesionadas y perseguidas por los acreedores. Con tal de huir de esas molestas presencias, ambas mujeres van a pasar unos días a la playa de Mohang.

En ese lugar apacible, en el que nada parece ocurrir y el tiempo parece detenido, la hija decide bosquejar un guión de cine.

MINI HISTORIAS

A partir de la escritura y algunos pensamientos que la joven expresa en voz alta, los personajes de su historia cobran vida, a través de tres mini historias personificadas por una francesa que es Isabelle Huppert.

"En otro país", hay aspectos de diferente interés, aunque todos resultan atractivos de filmes como éste, pleno de melancolía. Entre los aspectos a destacar está la relación entre de Anne (Isabelle Huppert) y el guardavidas, a cargo de Jun-San Yu, cuya relación nace de a poco y se va afianzando, como si se tratara de una travesura adolescente, a la que ambos protagonistas se prestan con absoluta comodidad. En tanto que en otras escenas se la ve a Huppert, enamorada de un director de cine, al que le falta dinero para concretar su película. Es en esta parte, cuando la película de Sang-soo Hong adquiere más sugestivas formas narrativas, que recuerdan algún sesgo de la ya mítica "Nouvelle vague", de los 60 del siglo pasado.