En llamas

Crítica de Beatriz Molinari - La Voz del Interior

Enciende la esperanza

Así como Harry es indiscutiblemente Potter, Katniss es la heroína de Los juegos del hambre que continúa el camino de su propia odisea, atada al sufrimiento de la nación Panem. En llamas, la segunda película de la saga, mantiene el esquema básico de la primera pero se vuelve más violenta y oscura. El director Francis Lawrence logra una puesta soberbia, a tono con la omnipotencia del Capitolio y las dimensiones de un enfrentamiento que recién comienza.

La película muestra los signos de la rebelión que recorre los distritos sojuzgados por el poder cada vez más cruel de la capital.

"Una guerra de verdad", susurra Snow (Donald Sutherland) a Katniss (Jennifer Lawrence), la jovencita del Distrito 12 que lo desafía nuevamente. El drama se desata con la misma adrenalina que los juegos planteados por ese Gran Hermano que televisa la cacería de los tributos entre sí.

Tan grandioso como la puesta es el elenco encabezado por Jennifer Lawrence, Donald Sutherland, Josh Hutcherson (Peeta), Woody Harrelson (el mentor Haymitch) y Philip Seymour Hoffman (Plutarch).

El director ha diseñado ambientes de cuento de hadas futurista en el que el vestuario funciona como gesto, contraseña y lenguaje. El derroche del Capitolio con sus fiestas y manjares, los maquillajes preciosistas y el show con un presentador que es la suma de todos (estupendo Stanley Tucci como Caesar) envuelven el relato que plantea cómo nace la heroína, a pesar de sí misma, y con ella, la esperanza.

El Vasallaje de los 25, tal el nombre de un nuevo aniversario que Snow utiliza para eliminar a Katniss, es el escenario de la competencia. La película está dividida en dos momentos: las relaciones de Katniss con su familia y el amor de la infancia, Gale, en el Distrito 12, y la edición de los Juegos marcada por la presencia de profesionales y un esquema táctico de alianzas en la Arena.

Los Juegos del Hambre: En llamas elabora el material notable de la novela de Suzanne Collins con guiños destinados al público adolescente, sin traicionar la esencia de una historia dramática compleja.

La película expone ese circo romano de alta tecnología al tiempo que señala la lucha, física y emocional, de cada personaje sometido al ataque de los elementos y las criaturas lanzadas desde la cabina de control. El límite absoluto entre vida y muerte, tanto como el preanuncio de los cambios en Panem suponen decisiones que sólo se justifican en un contexto épico que da nuevo sentido a la contienda.