En la mira

Crítica de Héctor Hochman - Revista Cartelera

Existe una casi máxima en el arte, en su versión sintética, “Si vas a copiar, copia bien”, no es que los directores Carlos Gil y Ricardo Hornos lo hayan hecho mal, pero vayamos por partes.
En la presentación del filme se confesaron como admiradores de Tarantino, Scorsesse, etc. Sin embargo copiaron a Joel Schumacher. Que por definición no esta mal, sabia narrar.
Trasladando el filme dirigido por Joel Schumacher “Phone Booth” (2003), (cuya traducción es Cabina Telefónica), pero que se estrenó acá con el titulo “Enlace Mortal” y en España “Ultima Llamada”, repito, trascribiendolo a la idiosincrasia autóctona.
En principio en Buenos Aires, donde transcurren las acciones y donde no hay muchas cabinas telefónicas de ese estilo, por eso Clark Kent no conoce a la Reina del Plata.
“En la Mira” comienza con una escena de alto voltaje erótico, casi, luego Martina (Paula Reca) se despide de Axel (Nicolas Francella) su novio, recordándole la cita por los detalles del casamiento.
Axel mira el reloj, son las 5.45 de la madrugada, de un 21 de diciembre, el día mas largo del año respecto de la luz, en el hemisferio sur. La luz solar que ilumina la habitación, no una sino dos veces, es de mínima de las 10 AM. Detalles, pero quien se fija. Corte, Elipsis.
Axel llega a su trabajo, en un centro de llamadas de una empresa de comunicaciones, es lo que se dice un tipo seguro de si mismo y de la imagen que presenta.
Ni el malhumor de los usuarios, ni el maltrato de Gustavo (Maxi de la Cruz) su supervisor , ni el “acoso” de Ximena (Emilia Attias), una de las directoras de la empresa, lo pueden alterar.
Hasta que ese día de muy alta temperatura, a ultimo momento recibe la llamada de un cliente disconforme, quien infructuosamente intento anular el servicio, pide que le de la baja. Se identifica como Figueroa Mont (Gabriel Goity), quien le hace saber que lo tiene en la mira telescópica de su rifle, si corta la comunicación, “Te vuelo la cabeza”. Ante el descreimiento de Axel, Mont le demuestra que no esta jugando, que es verdad.
Esto sucede en los primeros 30 minutos, aproximadamente, luego es todo un juego de gato y ratón, donde los personajes laterales entran y salen de la trama.
Si algo sostiene el relato son las actuaciones de ambos protagonistas, muy buena de Nicolas Francella, pero soberbia la de Gabriel Goity con solo la voz, el resto acompaña con desniveles.
Respecto de las variables mal llamadas técnicas, la dirección de arte es correcta, sobre todo desde la fotografía, el diseño de sonido cumple, sin embargo la banda sonora se muestra empática respecto de la imagen, pero por momentos muy intrusiva en relación a las acciones.
Respecto del montaje, se atiene a lo que marca el manual respecto del género, no hay inventiva.
Que el final del relato sea de mínima inverosímil, que el cierre del filme presente un giro interesante no lo coloca como algo novedoso.
Volviendo al principio, “Copiar esta bien, como estrategia, siempre que agregues valores al original”, no es el caso.