En el tornado

Crítica de Juan Samaja - CineFreaks

La catástrofe de no saber qué hacer con el género catástrofe

En El Tornado: La catástrofe de no saber qué hacer con el género catástrofeUn equipo de filmación de tornados viene infructuosamente viajando por los EE.UU sin éxito. De repente anuncian un fenómeno metereológico fuera de los parámetros habituales en la zona de Silverstone, y el equipo se trasladará al pueblo con la expectativa de poder registrar una vista desde el ojo mismo del tornado, algo que hasta ese momento nadie ha podido hacer. En el pueblo tiene lugar la graduación de los estudiantes, que serán sorprendidos por el temporal, y deberán protegerse contra su poder destructivo. En medio de estas dos situaciones, un muchacho y una muchacha se separarán del resto del grupo y quedarán atrapados e incomunicados cuando el techo se les caiga encima, y comience a inhundarse el receptáculo en el que han podido sobrevivir.

El film es un exponente mecánico y previsible del llamado género catástrofe, en el cual frente a la corrupción humana, la deshumanización o simplemente el olvido de las cosas esenciales, sobreviene algún tipo de desastre natural que termina aleccionando a la sociedad y permitiéndole redimirse en la adversidad, sacando lo mejor que tiene de sí en los peores momentos. Prácticamente es una estructura tan antigua como la alegoría bíblica del diluvio universal al que Dios somete a una humanidad descarriada, con excepción de la familia de Noe y los ejemplares pareados de cada especie, con el objeto de hacer borrón y cuenta nueva. La diferencia del género con la propuesta bíblica, reside probablemente en la sensación de desamparo social, religioso e institucional en el que se encuentran los individuos. En este tipo de films, nadie tiene más que a los otros individuos y a sí mismo: las instituciones o son inútiles o están vaciadas de sentido; brillan por su ausencia, la policía, los bomberos y el Estado en general, como las instituciones eclesiásticas de todo tipo, no sólo para ofrecer respuestas materiales ante el desastre, si no incluso para ofrecer contención ante las pérdidas y las situaciones de angustia. Casi siempre son personas comunes (no especialistas, ni funcionarios) las que llevan a buen puerto la supervivencia del grupo (Yacowar, Maurice: Film Genre Reader, 1986).

El más grave de los defectos que presenta esta torpe producción es el descuido, la indiferencia y el desapasionamiento que los realizadores han puesto sobre toda estructura dramática. El guión contaba con los ingredientes necesarios para ofrecer suficiente núcleo de respaldo dramático a la catástrofe: la relación entre el padre viudo y los hijos, el enamoramiento del mucacho respecto de la chica; el distanciamiento de la madre en relación a su hija pequeña; pero de nada de esto se sacó provecho. Es evidente que en este tipo de producciones los efectos de la catástrofe no pueden simplemente concebirse como un fondo o contexto para el desarrollo de conflictos entre personajes, ya que el género amerita este tipo de focalizaciones, sin embargo restarle importancia al punto de desentenderse de todo componente psicológico en favor de una fascinación insana por los efectos visuales del poder destructivo de un tornado, que ni siquiera es un ser antromorfo con el cual el público y/o los personajes podría generar algún tipo de sentimiento más que el miedo y la necesidad de huir, es llanamente esmerarse en arruinar la película.

El director evidentemente no tiene experiencia como director principal, su currículum lo muestra como director de unidades de rodaje en megaproducciones de James Cameron, asociadas en algún caso con el género (como Titanic). Pero aún en Titanic, la catástrofe viene a reforzar de modo patético (como una especie de alegoría) unos conflictos que han sido desarrollados más que suficientemente. De hecho el hundimiento del crucero tiene lugar recién cuando todos los conflictos están ya lo suficientemente madurados para que la catástrofe pueda sacar lo mejor de ellos; En film de Quale, en cambio, la presencia del desastre climático no da tiempo necesario para que las historias particulares de los pobladores y/o la de los documentalistas lleguen a cobrar una mínima autonomía que contrapese el desfile de efectos visuales; el tornado no sólo irrumpe intempestivamente frente a unos pobladores desprevenidos y poco preparados, les ha estallado en las caras a sus propios realizadores, que no han sabido qué hacer con este asunto.