En el tornado

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Tormentas, meteoritos, tornados, explosiones nucleares, y hasta monstruos de diversos orígenes; el cine catástrofe es probablemente uno de los géneros que más efectivo le ha sido a Hollywood a la hora de mostrar su imponencia y poderío.
En el Tornado vuelve sobre el tema en su variante de miedo a la naturaleza; y sí, para los que lo suponían desde que se anunció, y más aún cuando vieron el tráiler, no hay aquí lo que se llama originalidad absoluta.
Sin embargo, el nuevo film de Steve Quale (Destino Final 5, una de las mejores de la saga) logra, sin diferenciarse del todo, marcar su propio territorio, dejar una impronta propia, y lo logra revirtiendo una de las reglas de oro de esta nueva etapa hollywoodense, ser menos pretencioso es mejor.
Basada en hechos reales (por supuesto), todo sucede en un día en la vida de la gente de Silverton, un pueblo de gente en apariencia amable, que se verá convulsionada cuando sean atacados por no uno sino varios tornados cada uno más potente que el anterior, y para hacer el asunto más grave, constantemente se anuncia que lo peor aún no llegó.
Inteligentemente la película toma varios puntos de vista, hace uso de recursos como la cámara en mano o el falso documental o filmación casera/ de divulgación científica, para otorgarle mayor naturalidad.
Los protagonistas son los tornados, de eso no hay dudas, pero alrededor de ellos hay gente que los rodea, y cada uno reaccionará de manera diferente, mostrando diferentes actitudes, algunos más salvajes que otros.
Hay científicos, cazadores de tornados, y pueblerinos, todos aportan su cuota y su visión, y Quale los aprovecha para desarrollar una vena humana entre tanto CGI y destrozo. Otro acierto es la elección de los actores, rostros familiares aunque con poca trayectoria en el cine, lo cual permite una mayor empatía con los mismos.
Contemos a Richard Armitage, Srah Wayne Callies, Alycia Carey y Nathan Carex, todos provenientes del mundo de la TV o de roles secundarios; no hay aquí una estrella, y eso los hace más “terrenales”.
Con un ritmo permanente que no decae, una historia sencilla pero que sigue desarrollándose en medio de la acción, y escenas realmente espectaculares, En el Tornado se ve como una suerte de mini tanque. No aspira a convertirse en un clásico ni en un film grandioso, busca entretener al espectador, que sufra junto a lo que ve, ser un digno exponente en un terreno en el que todo ya está inventado.
Hay sanas moralejas y creación de trabajo en equipo, aunque no panfleto, eso también demuestra sus pocas pretensiones. En el Tornado toma lo mejor de un género que fue mutando para mantenerse vigente, puede no ser el film del año, pero sí una grata sorpresa en la cartelera ávida de pochoclo.