En el camino

Crítica de Julieta Aiello - Indie Hoy

Walter Salles se embarca en la delicada y arriesgada tarea de llevar al cine la gran novela beat del gran Jack Kerouac: On the road. Con un elenco bien juvenil, como es de esperar, muchos esperábamos con ansias la versión fílmica de esta novela que ha sido una marca generacional y que sirvió como manifiesto del movimiento beat. On the road (Walter Salles, 2012) tiene muchos condimentos beatnik pero muchos que contradicen este espíritu.

No sé si es posible hablar de un argumento cuando hablamos de Kerouac y en especial de On the road; básicamente la historia relatada es el camino recorrido durante los años ’40 y principio de los ‘50 por el mismo Kerouac, que en el film es nombrado como Sal (Sam Rilley, quien ya había tomado la piel de Ian Curtis en Control), acompañado de sus amigos Neal Cassady (representado por Garret Hedlund con el nombre de Dean), LuAnne Henderson (nombrada como Marylou e interpretada por la bella Kirsten Stewart), el célebre escritor William S. Burroughs (Ed Harris bajo el nombre de Old Bull Lee), su compañero Allen Ginsberg (nombrado como Carlo Marx e interpretado por Tom Sturridge), entre otros. Todos estos integrantes y productores de la mítica generación beat en Norteamérica se encuentran y desencuentran en el camino, ponderando la poesía, la sexualidad y la liberación juvenil como sus máximos valores. Esta generación se caracterizó por crear una literatura alternativa y más que todo anecdótica donde se narraban las experiencias de estos jóvenes que vivían a la deriva y experimentando todo. La libre sexualidad y el uso experimental de drogas son algunas de las características que se dejan ver. Cabe notar la oda a la vida que realizan estos personajes, ya que simplemente viven el momento pero también está siempre la muerte como posibilidad.

On the road poster 366x500 On the Road: Una aventura (casi) beat cine

En relación a esto la película se muestra fiel al libro y al clima generacional y por otro lado lo traiciona. Aparece como fiel por las caracterizaciones (ropa, modales, vocabulario, lecturas, música, etc.) y porque de verdad vivenciamos el frenesí de la época junto a los personajes en la búsqueda de ese algo en la vida, y es sólo la esfera que viven ellos la que se muestra en el film, no hay un panorama general de época. Por otro lado, el film cae muchas veces en escenas sensibleras y moralistas; pareciera como si esa vida libertina terminara por condenarse como inmoral y triunfaran los cánones tradicionalmente burgueses de vida (familia, trabajo, asentamiento económico, etc.). También choca que un historia del under, una novela beat sea llevada al cine desde el paradigma mainstream, resulta un poco traicionero y contradictorio. Las actuaciones se muestran interesantes, sobre todo la breve pero estelar aparición de Ed Harris; excepto por el personaje de Dean que es fundamental en el film pero aparece como acartonado y poco creíble.

En fin, para los amantes de la generación beat es un film que nos hace rememorar la increíble historia y se disfruta, pero por otro lado muchas veces se pierde la esencia. Si bien asistimos al espectáculo de drogas, sexo libertino, de vivir a la deriva y a la marca generacional de juvenilismo exacerbado, al final parece que tuviera un mensaje burgués y pedagógico. Para quienes desconocen el contexto o la obra, la película pasa como una road movie más con algunas osadas escenas.