En el barrio

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

Washington Heights. La nación Riverito de Nueva York donde todos los problemas de la vida se resuelven con un billete de lotería.

En esa locación poblada de bailarines felices se desarrolla este cuento de hadas musical que probablemente tendrá una recepción más calurosa en los fanáticos acérrimos del género. Quienes tengan ganas de sacudir sus nalgas en la butaca luego de la cuarentena, al ritmo del reggaeton y hip hop, encontrarán en este estreno el pasatiempo perfecto.

No obstante, para el resto del público podría resultar una experiencia diferente, debido a la innecesaria duración de 143 minutos que hacen de esta producción una pesadilla.

En el barrio es la adaptación del musical de Broadway, In the Heights, producido por Lin-Manuel Miranda (El regreso de Mary Poppins), que en la versión para cines contó con la dirección de John M. Chu.

Un muchacho en cuyo prontuario figuran títulos como Step Up 2 y 3, el bodrio de Crazy Rich Asians y la infame Jem and the Holograms. Su nueva película tiene la intención noble de celebrar la cultura de los inmigrantes latinos en los Estados Unidos.

El problema es que lo hace a través de un espectáculo artificial donde los personajes parecen caricaturas estereotipadas de una publicidad de Coca-Cola. Todo se siente falso y aséptico como si se tratara de la mirada de unos publicistas norteamericanos acerca de lo que ellos creen entender es la cultura latina.

La dirección de Chu ofrece un compilado de video clips con coreografías de baile genéricas y canciones olvidables, más aptas para un concurso de Show Match que una producción hollywoodense.

Su narración nunca llega a tener un foco definido y sigue las tramas de varios personajes que protagonizan diversas tribulaciones mientras intentan conquistar el sueño americano. Si a esto se le suma que la principal historia romántica parece salida de un film de Palito Ortega de los años ´60, el espectáculo que se extiende durante más de dos horas termina siendo tedioso.

Sobre todo por el modo en que Chu encara las secuencias musicales. A lo largo del film no hay espacio para desarrollar las subtramas que se presentan o los momentos íntimos entre los personajes porque todo se enfoca en la explosión de colores y sonidos con la energía de los actores al palo.

En consecuencia, lejos de poder disfrutar la "celebración del espíritu latino" después de dos horas llegás al final con la cabeza saturada por los excesos del director.

Tras la cuarta canción consecutiva con el mensaje de “no dejes de luchar por tu sueños” surge la misteriosa tentación de buscar algún objeto para tirarle a la pantalla. Más allá que En el barrio no tiene nada interesante para expresar sobre la experiencia de los inmigrantes, como propuesta musical está destinada a quedar en el olvido.

En un par de meses Steven Spielberg debutará en este género con la remake del clásico West Side Story donde tal vez encontremos un espectáculo más ameno.