En defensa propia

Crítica de Guillo Teg - El rincón del cinéfilo

“En defensa propia” conforma otro de los insólitos estrenos en la cartelera vernácula que, junto a algunos productos presentados durante este casi finalizado 2017, encabezan una vasta lista para recomendar a los enemigos.

Will (Hayden Christensen) es un hombre ocupado, adicto a su trabajo en una empresa y con poco tiempo para los suyos. Pero enseguida se da cuenta que debe hacer lo posible para no perder el vínculo familiar, en especial con su hijo Danny (Ty Shelton). ¿Hay mejor plan que ir a una cabaña en medio de algún bosque y mostrarle a su hijo como manejar un arma para cazar ciervos? Y su esposa mientras tanto… bueno en realidad no hay “mientras tanto” en este guión chato y sin lugar para las sutilezas. Antes de llegar al lugar, aparece Bruce Willis con cara de “¿Dónde carajo está el control remoto”, y en dos líneas de diálogo deja claro qué tipo de personaje interpreta, más allá de su título de sheriff de esa comarca.

Despejadas las dudas de quién es quién, el guión planta como punto de giro uno de los asesinatos más ridículamente contados, y peor presentados en muchísimo tiempo. De ahí en más, nada logrará levantar el peso muerto de un argumento prehistórico para este género a esta altura de la soirée. Ni la correcta fotografía, ni las insulsas actuaciones del elenco completo. Ni el pibe Ty Shelton está bien, pero eso es más por lo que le toca hacer con su personaje que por su talento.

Se mezcla una tensión familiar con una cuestión de ajuste de cuentas entre gente corrupta que cometió un robo o estafa. Steven Miller trabaja por tercera vez con Bruce Willis, y si bien la anterior, “Marauders” (2016), era más digna en su concepto general, lo cierto es que la cosa no parece estar funcionan. Ni siquiera en el aprovechamiento del astro de “Duro de matar” (John McTiernan, 1988) como actor del género de acción.

¿La peor escena? La de la cabaña en la cual uno de los “malos” amenaza a Will con matar a su esposa sino baja el arma. No es la única por cierto, pero es la más graciosa (por no llorar) de las muchas que mueven a risa.