En busca de la ciudad perdida

Crítica de Gaspar Zimerman - Clarín

Machu para turistas

El documental de Fernando Martínez se centra en la ciudad sagrada de los incas, Machu Picchu, pero no aporta nada nuevo.

Lejos de la época en que era toda una epopeya aventurera, el viaje a Machu Picchu se convirtió en un trillado destino vacacional. La ciudad sagrada de los incas es ahora una meca turística internacional y la foto del Huayna Picchu con las ruinas a sus pies es casi un ícono pop al estilo del Che de Korda. Poco queda por decir de un lugar que, aun así, sigue siendo maravilloso -incluso fue marketineramente consagrado como una de las nuevas siete maravillas del mundo- y motivando documentales, como En busca de la ciudad perdida (estrenado ayer en el Arte Cinema).

Agregar algo más sobre Machu Picchu es todo un desafío, y el gran problema de la película de Fernando Martínez es justamente que no aporta nada nuevo. Al contrario: lo que se elige mostrar es todo lo que ya se vio infinidad de veces y que forma parte de cualquier viaje estándar, incluyendo ciertas puestas en escena para turistas (la nena vestida con traje típico sosteniendo una llama en brazos, etc.).

Con la voz en off de un locutor que da datos históricos y geográficos básicos, parece más destinada a proyectarse en escuelas que en salas de cine. La calidad de la imagen y del sonido es muy pobre; por momentos, parece el video casero -hecho con mucha dedicación- de unas vacaciones: cada tanto, aparece en primer plano un hombre circunspecto (¿será el propio Martínez?) al estilo del turista que quiere dejar constancia de su presencia en lugares históricos. Mejor, aprovechar los últimos estertores del dólar turístico barato y unirse a las masas que visitan Machu Picchu en carne y hueso.