Elysium

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

Veamos: en una estación orbital gigantesca, libre de enfermedades y villanías, paradisíaca a más no poder, vive la clase dirigente. En la Tierra, superpoblada, explotada, criminal, sucia, vive la mayoría -descartable- de la Humanidad. El realizador Neil Blomkamp ya había usado la extrapolación política en Sector 9, donde se reconstruía el Apartheid pero con extraterrestres. Aquí hablamos del capitalismo, la lucha de clases y esas cosas. Pero en el fondo -o, mejor dicho, en la superficie-, una vez que comprendimos de qué va la metáfora política, estamos ante una interesante película de ciencia ficción con “buenos” y “malos” bien detallados. Lo más interesante, en este marco, son las decisiones (un marxista diría “la toma de conciencia de sí y para sí”) del personaje de Matt Damon, un obrero al que un accidente enferma de cáncer fulminante y que sólo puede curarse viajando a Elysium, la maravillosa base oribital de redundante nombre, comandada por una Jodie Foster perfectamente desagradable. Hay aventuras, amor, violencia, locura, tiros y mambo, como corresponde a un film de gran presupuesto que debe amortizarlo. Pero no se olvida nunca de la dimensión humana, de los personajes, de ese lazo de empatía que es neecesario para que una película nos interese. Sin ser genial (el planteo es bastante simplón y no escapa de secuencias remanidas), busca que el espectáculo funcione como lupa de nuestro mundo, algo que muchos cineastas (de los “serios” y de los “comerciales”, unidos en la misma miopía) suelen olvidar.