Elvis

Crítica de María Paula Rios - Admit One

Nace una estrella.

Estamos ante ¿un biopic?, nada menos que el de Elvis Presley (Austin Butler), y de la mano de Baz Luhrmann, responsable de un musical como Moulin Rouge. Una estética cuidada de colores brillantes, entonces, no va a estar ausente; así como cierta rigurosidad histórica a la hora de narrar los hechos. Los episodios de vida de un Elvis que gradualmente se convierte en una leyenda musical.

La película está narrada desde la voz del coronel Tom Parker (Tom Hanks), el controvertido representante de Elvis, responsable de la mediatez meteórica (además de sus aptitudes, por supuesto) y el perfil mercantil que adquirió el astro del rock. Aparte la cinta, recorre los orígenes del cantante, su infancia y las influencias de la música negra en su estilo, en una época donde el racismo era moneda corriente.

Y así recorremos el ascenso y la caída de Elvis, en un relato frenético, también desordenado, que pinta de forma maniqueísta a nuestros protagonistas: nuestro chico es idealista y sentimentalista, mientras que el coronel es un verdadero villano, quién se limita a exprimirle todo el jugo al cantante/personaje (monetariamente hablando), sin dejar que experimente su propio camino artístico. “Encerrándolo” en un hotel lujoso de Las Vegas.

No, no vamos a ver una historia que explora el costado más humano de Elvis. Vamos a ver show, luces, espectáculo… y nos remontamos a sus orígenes siempre secundados de los hechos históricos mas relevantes de la época. La muerte y el discurso de Martín Luther King; el asesinato de Kennedy; la guerra de Vietnam y sus consecuencias… situaciones que no solo modifican la historia de un país, del mundo, también que afectan al propio Elvis.

Luhrmann, despliega una puesta en escena única y amalgama de manera perfecta las canciones y el personaje en contexto. Le escribe una carta de amor a Elvis, se cuela por cada fotograma la admiración y ese entusiasmo por transmitir la pasión colectiva que provocaba el rey del rock. Lo hace con precisión, con respeto y dispersando mucha belleza. Hay épica.