Elsa y Fred

Crítica de Pablo De Vita - La Nación

Simpática relectura innecesaria

¿Vale la pena realizar una remake si la original no es lejana en el tiempo y era una buena película? Sí, pero sólo para concretar una relectura interesante. En el caso de Elsa & Fred, el acercamiento estará condicionado por la que reunió a China Zorrilla con Manuel Alexandre a las órdenes de Marcos Carnevale. Era una buena película, con buenos actores, para pasar un rato agradable. ¿Qué sucede con la versión de Michael Radford? Exactamente lo mismo ¿Justificaba la remake? Probablemente si el espectador no conoce la versión original, pero dado el suceso local, la singularidad de cada film obliga a comparaciones odiosas, pero inevitables.

La historia se traslada de Madrid hacia Nueva Orleáns. Fred se apellida Barcroft (y no el simpático Ponce Cabeza de Vaca), y habiendo enviudado hace pocos meses se muda a un nuevo departamento contiguo al que habita Elsa (aquí Hayes y no Oviedo), una anciana solitaria que sueña con La dolce vita y la Fontana di Trevi. Accidentalmente se conocen, y el vínculo entre el solitario y reservado Fred y la desbordante Elsa se irá acrecentando hasta desembocar en un cálido romance, que será mirado de soslayo por los hijos de cada uno.

La versión agrega una subtrama con una voluptuosa empleada doméstica que acompaña a Fred y un rollizo encargado del edificio, y desaparecen situaciones menores. Pero principalmente lo que no tiene la Elsa & Fred de Michael Radford es a China Zorrilla, cuya interpretación era casi la película en sí misma, aunque eso permite que el dúo protagónico entre Shirley MacLaine y Christopher Plummer, con su perfil de galán maduro, tenga más equilibrio y buena química actoral, si bien a ella le falte la "picardía criolla" que tenía la magnética China. Aciertan en los roles secundarios Marcia Gay Harden y Scott Bakula, como los hijos, y el veterano George Segal como el mejor amigo de Fred.

Michael Radford es un director de gran solvencia y su trabajo es más cinematográfico que la televisiva puesta que había concretado Carnevale (otro notable aporte es la partitura de Luis Bacalov). Empero, sobre el final la mejor resolución fue la del argentino, que copió la puesta de cámara del film de Fellini, logrando una amalgama emotiva y perfecta entre la Fontana, Ekberg, Mastroianni y los ancianos protagonistas. Si se desconocen la original y el inevitable juego del debe y el haber, esta Elsa & Fred permite disfrutar de un buen momento y de legendarios intérpretes en un retrato que conserva su simpatía y calidez.