Ella se va

Crítica de Paula De Giacomi - La mirada indiscreta

Recalculando

“Adelante con la vida” es el lema que recorre la película Ella se va, de Emmanuelle Bercot. “Adelante con la vida” a pesar de las pequeñas miserias cotidianas, de las ausencias, de las traiciones y de la decadencia que conllevan los años vividos.

Betty (la gran Catherine Deneuve) una hermosa viuda sesentona que vive con su madre en una antigua casa, es dueña de un restaurant en un pequeño pueblo de Francia. Las calles tranquilas, los negocios algo precarios y la vida simple son el marco para esta agradable historia. Ella tiene una hija con la cuál no tiene demasiada relación y un nieto de aproximadamente diez años que no ve hace varios años.

Un día, algo presionada por las deudas, el trabajo y angustiada por una traición amorosa, Betty decide subirse a su auto y manejar en busca de un paquete de cigarrillos. Aunque, por supuesto, su búsqueda será mucho más profunda que esto.

En medio de la ruta, su hija la llama para pedirle si puede cuidar a su nieto por un corto tiempo y llevarlo a la casa de su abuelo paterno, ya que ella tiene que irse urgente por una posibilidad laboral. Betty acepta, y ese viaje sin destino alguno, se convierte en un viaje con un objetivo concreto.

Ella se va es una historia que retrata las relaciones familiares desde perspectivas y generaciones diferentes. Por un lado, la conflictiva y dependiente relación entre Betty y su madre, por el otro, el distante vínculo entre Betty y su hija, y por último, el nuevo nexo entre Betty y su nieto.

Con un aire liviano y optimista, esta historia cálida y fácil de digerir nos muestra que a pesar del largo recorrido vivido, todavía queda un resto por atravesar, una distancia desconocida con nuevas posibilidades.

Betty da tregua, arranca el motor del auto, prende con todo el placer del mundo ese cigarrillo prohibido y sigue su ruta sin importar hacia dónde la lleve. En el camino se encontrará con diversos personajes: un joven amante, un grupo de mujeres que la invitan a su mesa, litros de alcohol, y con su familia, la cual parece haber olvidado hace tiempo.

Betty es presentada en la primera escena caminando de espaldas por la playa, sola, para luego al final de la historia verla de frente a cámara y acompañada. El viaje es un proceso necesario, una búsqueda solitaria que dará como resultado vínculos que comienzan, o que se reanudan.

Una foto de Betty en blanco y negro posando en un concurso de belleza es el único recuerdo que tenemos de lo que ella fue, y el contraste entre esa cara joven y sonriente y esta nueva cara algo más arrugada, pero no por eso menos viva.

Ella se va es una road movie que, como tal, evidencia un cambio interno en la protagonista. Porque a veces hace falta irse, para poder estar más cerca de aquello que realmente importa.