Ella se va

Crítica de Aníbal Perotti - Cinemarama

Filmar a Catherine Deneuve

Bettie está atrapada en su pequeña ciudad de provincia. La tranquilidad ilusoria de la tercera edad es socavada por las dificultades financieras de su restaurante y el abandono de su amante. El deseo de escapar toma la forma de una road movie. Bettie se sube a su viejo Mercedes para buscar cigarrillos y no vuelve. La protagonista rompe la rutina de un volantazo y se lanza por los caminos de la Francia profunda como una adolescente fugitiva.

El asombroso despliegue con la sucesión de personajes plenos de un encanto inusual, revelan el aura magnética de Catherine Deneuve. Todos simpatizan con la irresistible Bettie, desde un viejo granjero hasta elsereno de un negocio de muebles, pasando por una banda de alegres solteronas. Bettie está disponible para encuentros de una hora o de una noche, abierta a los paisajes del pasaje. Los admiradores le ofrecen una copa, un cigarrillo o una cama, en escenas muy divertidas que exploran el potencial cómico de la actriz. En su camino, Bettie hará de todo: conocer a su nieto y convertirse en abuela, revivir la Miss Francia que pudo haber sido cuando era joven o pasar por los lugares donde fracasó armada con la experiencia de los años.

Catherine, como Bettie, no se priva de nada. No es la primera vez que ayuda a una película de autor con su fama y su gran talento. Pero en esta ocasión, el personaje parece tan inspirado por la actriz que la película podría ser vista como un retrato Catherine Deneuve en presente,con la edad, la cuestión existencial y los problemas que se plantean. Emmanuelle Bercot filma su cuerpo hasta en el más mínimo detalle: la mano que sostiene el cigarrillo, el pequeño rictus nervioso que reposiciona su labio superior sobre los dientes, sus tobillos, sus arrugas, su encanto eterno.

Buscando un atado de cigarrillos, Betty acepta la invitación de un anciano para fumar en su cocina. La escena dura el tiempo necesario para que el buen hombre consiga, a pesar de sus temblores, enrollar el tabaco. Con una sencillez infinita, Catherine Deneuve expresa una variedad de sentimientos que van desde una ligera irritación hasta la paciencia y la compasión, sin efectos ni sentimentalismos. La película triunfa por estos breves momentos de verdadera felicidad y por las dos horas junto una actriz formidable en la cumbre de su arte.