Eliminar amigo

Crítica de Carlos Rey - A Sala Llena

Efectismo en la era digital.

El público adolescente marca los grandes números de taquilla en el mundo. Eliminar Amigo (2014) es una película hecha netamente para ese nicho de espectadores, una película clase B, de bajísimo presupuesto (inferior al millón de dólares) y que dio grandes réditos a los productores en las boleterías (30 millones en Estados Unidos, 32 millones en resto del mundo). Ahora bien, es importante analizar cómo logró el director Levan Gabriadze para que una película de un único plano fijo, como utiliza James Benning en algunas de sus películas, sea del interés de esta masa de gente ávida de los nuevos procedimientos cinematográficos sustentados en planos cortos y un montaje veloz.

Gabriadze no utiliza ni siquiera montaje dentro del único plano (como sí hace Benning en sus documentales), ya que el único plano fijo de la película filma durante 83 minutos un monitor. El plano que decide utilizar el director también funciona como una subjetiva de Blaire, es decir, la cámara registra de manera fija lo que ven sus ojos. Blaire es una estudiante secundaria que, junto a un grupo de amigos, tuvieron algo que ver en el suicidio de Laura, una compañera de colegio. En una charla de Skype entre Blaire y sus amigos, aparece una conexión desconocida, que inmediatamente se revelará como la difunta Laura, y así comenzará una pesadilla para ellos.

A partir de ese momento cualquier premisa interesante se viene a pique. El plano fijo subjetivo sostenido hasta el infinito, la fuerte acción de las redes sociales en los adolescentes y la posible reflexión sobre el remplazo de la conectividad en la nube por encima de las relaciones cara a cara sucumben ante los más rancios efectismos de las peores películas de terror de los últimos años. Toda la posible densidad cinética se desarma y vemos antojadizas resoluciones de cada personaje de manera arbitraria e inexplicable. Eliminar Amigo se convierte en una película sin carnadura y espesor y termina siendo un gran experimento fallido que solo será recordado por el bolsillo de los inversionistas.