Elefante blanco

Crítica de Diego Serlin - Todo lo ve

Vecinos de una realidad

Fiel al estilo visual y narrativo que el director Pablo Trapero viene desarrollando a lo largo de sus films, y que llevó a posicionarlo como uno de los mas talentosos y principal referente del denominado Nuevo Cine Argentino, Elefante Blanco integra y resalta aquella virtud que mejor supo exponer en El Bonaerense, como la simpleza narrativa, la marginalidad del tema y el cuidado estético de los planos.

Dos curas y una asistente social que misionan dentro de una Villa son la excusa para
situar la cámara en el corazón de una realidad social tan real y cotidiana como abrumadora, observando, sin juzgar, con crudeza y naturalidad a los personajes y la comunidad.

Tal vez sea el punto de vista elegido por el director su mayor logro, que permite al espectador sentirse un visitante más de ese espacio en el que, a medida que caminamos, vamos descubriendo la dinámica de una comunidad que ni la más producida de las cámaras ocultas e informes documentales logró reflejar.
Basta ver la escena en la que Jeremie Reñiré (Jerónimo) va en busca del cadáver de un niño.

El retrato de una realidad social que nos muestra una comunidad convulsa, agitada por una ira provocada por el continuo sentimiento de injusticia en el que viven sumidos sus ciudadanos, que deben luchar contra la burocracia, las drogas, la necesidad y el instinto de supervivencia.

En un registro casi documental pero con una puesta en escena muy cuidada, estupendamente iluminada y una fotografía de fuertes contrastes, logra amalgamar muy bien actores que desfilan con naturalidad y diálogos reducidos a lo estrictamente interesante, para mostrarnos una realidad y llamar a reflexión sobre la fe, la religión, el deber y el hacer, el amor y la pasión en una comunidad que parece no debatirlo.

Si bien el relato nunca decae, ya que los puntos de inflexión están muy bien ubicados para que ello no ocurra, hay un punto en el que la cruda realidad y la diversidad de temas expuestos no tienen la suficiente acción, o el publico, hasta aquí “vecino” quiere dejar de serlo.

También hay lecturas interesantes que da la sensación que solo serán aprovechadas por el público local, como la paradójica situación de una villa ubicada detrás de una de las zonas más cara del país, algo que en el exterior tardarán en descifrar. O, simplemente, una escena magistral que me quedó en la retina y resume el imaginario socio cultural que rige y manipula toda una comunidad. Escena que sutilmente expresa la posición del director.

Los curas rezando en la calma noche de la villa con un sonido muy particular de fondo, que sale de cada una de esas casas.