El vuelo

Crítica de Pablo Raimondi - Clarín

El latigazo de los excesos

La historia de un héroe de la aviación, con una gran actuación de Denzel Washington.

Whip significa látigo en inglés. Y el director Robert Zemeckis sabía bien lo que hacía al ponerle este sobrenombre a William Whitaker (Denzel Washington), un piloto de avión comercial que produce una verdadera hazaña aeronáutica: un aterrizaje forzoso en un campo de Atlanta luego que la aeronave falle mecánicamente a 9.000 metros de altura y se vaya en picada.

Un par de horas antes del grave incidente, el alcohol y las drogas habían lacerado el organismo del capitán aunque su imperturbable destreza en el manejo del avión no se condecía con los excesos. Las impactantes imágenes del jet volando cabeza abajo a solo 150 metros del suelo hablan por sí solas. Hacen sudar las manos.

Denzel Washington se come la película desde el primer minuto con un personaje duro, algo impune, que tiene una sensibilidad escondida. Las lágrimas del actor se cruzan con su coraza. Los sentimientos lo chocan y confunde.

Con un guión candidato al Oscar, El vuelo es varias películas en una y acepta múltiples lecturas: el del fantasma del bebedor y sus consecuencias, el de la lucha de una persona que no asume su condición y entra en el sombrío mundo del aislamiento dinamitando vínculos, la creación de una artificial omnipotencia de querer (¿poder?) llevarse todo por delante cayendo en los inevitables ocultamientos. “No te curás mintiendo”, le dicen a Whitaker. Es un clic, aunque el realizador del filme no te baja un tratado moral sino que deja que cada personaje decante en su condición y choque con la cruda realidad. El peso de la ley será uno de los latigazos al alma.

El vuelo además tiene su costado religioso (no por nada el avión impacta en un ala contra una iglesia bautista) que le da un guiño milagroso, incluye chispazos de humor (atención a Harling Mays, el dealer amigo de “Whip”), la acidez de la ironía (el paciente con cáncer del hospital) y cómo se vive la metamorfosis del personaje, construyéndolo de menor a mayor con un Washington sólido, firme candidato a levantar su segundo Oscar como actor principal.

Mención aparte para la actriz inglesa Kelly Reilly que encarna a Nicole, una adicta en rehabilitación que conoce a Whitaker en el hospital y luego buscará ayudarlo. Y ni hablar de Hugh Lang, el pétreo pero eficaz abogado encarnado por Don Cheadle.

Luego de sus últimas -y polémicas- incursiones animadas ( El expreso polar, Beowulf y Cuento de Navidad), Zemeckis vuelve a brillar en la dirección actoral al igual que como lo hizo con Tom Hanks en Náufrago y Forrest Gump o con Michael Fox en las inolvidables sagas de Volver al futuro. Es inentendible como El vuelo solo tuvo dos nominaciones a los premios de la Academia (actor y guión original) y se la dejó afuera como película y director. Sin dudas, un filme de altísimo vuelo para pensar.