El último cazador de brujas

Crítica de Tatiana Cuschnir - El Lado G

Vin Diesel deja los autos por un rato y se pone a cazar brujas en esta película que lo tiene como uno de sus productores. The last witch hunter, en su título original, sufre la falta de un buen guion, lo que hace que la historia haga agua en varios momentos.

El nuevo film de Breck Eisner está situado cientos de años atrás, donde las brujas tenían un gran poder sobre la tierra y distintos ejércitos de cazadores trabajaban para detenerlas y evitar su plan de esparcir la peste negra sobre el mundo. Kaulder (Vin Diesel) logra matar a la Reina Bruja (Julie Engelbrecht) en un enfrentamiento. Esta hazaña no la realiza sin consecuencias: antes de morir, ella lo maldice con la inmortalidad.

Casi 800 años después, el cazador vive en la Nueva York actual y continúa con su deber. Trabaja para la orden de Hacha y Cruz, en donde se ocupa de las brujas, quienes hicieron un pacto de convivencia y se encuentran distribuidas por todo el mundo pero sin dar a conocer sus poderes. Para lograr dicha tarea, Kaulder cuenta con la ayuda de distintos “Dolan”: sacerdotes que juran servirle en su causa.

El problema comienza cuando el Dolan 36 (Michael Caine) aparece muerto en su casa, por supuestas causas naturales. Con sus cientos de años de experiencia, el cazador sabe que su muerte no es casual y decide embarcarse en una cruzada por averiguar quién le hizo eso a su compañero y por qué. Para eso necesitará la colaboración de Chloe (Rose Leslie), una bruja con habilidades para manipular sueños, y del nuevo Dolan, ahora el número 37 (Elijah Wood), un joven ansioso por ayudarlo en sus tareas. Kaulder tendrá que buscar en su propia historia las respuestas que necesita para lograr su cometido y evitar que la era de la Reina Bruja resurja.

Eisner toma algunos elementos sobrenaturales de su última película de terror, The crazies, y los mezcla con acción, romance y suspenso. Pero El último cazador de brujas nunca termina de llegar a buen puerto debido a su guion, realizado por Cory Goodman, Matt Sazama y Burk Sharpless.

Para dar un ejemplo, el personaje de Diesel pasa rápidamente de ser una especie de playboy que se acuesta con mujeres que recién conoce, a ser un hombre melancólico que nunca puede superar las pérdidas de su esposa y su hija, asesinadas en la época en la que él caminaba por la tierra como un simple mortal.

Vin Diesel (Rápido y Furioso) está hecho para estos roles, donde su experiencia en papeles de líder y su presencia física lo ayudan a desenvolverse bien, siempre que se tenga en cuenta que el actor no es ningún Al Pacino, ni nada por el estilo. La que se queda un poco atrás es Rose Leslie (Game of Thrones), aunque hay que admitir que no le tocaron los mejores parlamentos.

El papel de Michael Caine es muy similar al de su recordado Alfred, pero en otro contexto. De todas formas, junto con Elijah Wood sacan chapa de su basta trayectoria, mientras encarnan a unos Dolan bien distintos de manera correcta.

El último cazador de brujas no está ni cerca de ser una obra de arte y tiene varios puntos flojos, pero a pesar de todo eso, no es una película que aburra. Si lo que se busca es entretenimiento sin hacer demasiado análisis ni mucha profundidad, el film es llevadero y puede ser una buena opción, pero no hay que esperar nada más. El desenlace incluye un giro inesperado y deja la puerta abierta para una segunda parte.