El último cazador de brujas

Crítica de Guillermo Monti - La Gaceta

¿Habrá algo que asuste a Vin Diesel?

Durante 800 años Kaulder ha sido un guardián de la humanidad, el garante de que el pacto de convivencia con brujas y brujos se mantenga vigente. Pero el sacerdote que trabajaba con Kaulder fue asesinado y una antigua amenaza se corporiza en la Nueva York de estos días.

Vin Diesel se ríe mucho durante las casi dos horas de “El último cazador de brujas”. Eso es bueno. Diesel interpreta a Kaulder, el guerrero medieval condenado a la vida eterna por una bruja malísima, que odia tanto a los pobres humanos que quiere exterminarlos a todos. Kaulder se lo impidió una vez y está en guardia, porque sabe que ella es muy bicha y volverá en cualquier momento. Mientras tanto se toma la inmortalidad con humor, llevándose azafatas a su departamento con vista al Central Park. Es el tono adecuado para una película con aspiraciones de saga, la quinta para la agenda del inoxidable Vin si contamos “Rápidos y furiosos”, “Riddick”, “xXx” y “Guardianes de la galaxia”.Lionsgate se preocupó por subrayar el carácter de clase A de “El último cazador de brujas”. El estudio contrató a Michael Caine -que a esta altura no está muy selectivo con sus papeles- y apostó por Rose Leslie para el protagónico femenino. Sí, la Ygritte de “Juego de tronos”. Son los escuderos de Kaulder en sus incursiones por el submundo de la hechicería moderna, ambiente bastante transitado por el cine y la TV en estos tiempos. Hay viñetas que remiten a escenarios conocidos, incluyendo -vaya sorpresa- el entramado del universo Potter.

Breck Eisner compensó los clichés del guión con ritmo, un par de atractivas resoluciones visuales y luz verde para que Vin Diesel hiciera lo que sabe, por más sobrenatural que sea el enemigo.