El último aplauso

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

El renombrado Bar El Chino, es –o ha sido, porque ya perdió parte de su esencia- un lugar emblemático que cobijó las raíces más puras del tango arrabalero. Y también ya fue objeto de dos films, uno titulado como el bar y ahora El último aplauso, que propone un conmovedor y abarcativo registro testimonial sobre la trayectoria de este reducto ubicado en Pompeya, fundamentalmente a través de los artistas y personajes que lo habitaron. Bar El Chino de Daniel Burak combinó ficción y documental en un sentido acercamiento al espíritu de un lugar que en este caso recibe una mirada más profunda, moviendo durante su metraje un sinnúmero de resortes sentimentales aún para aquellos que poco gusten del género. El documentalista argentino afincado en Alemania Germán Kral propone un recorrido visual y sonoro que rara vez deja indiferente, haciendo a su vez foco en la humilde y genuina estética del bar, inclaudicable frente a los mercantilistas espacios for export. Narrando la última época antes de la muerte de su dueño El Chino Garcés y llegando a sus momentos más recientes antes de su remodelación, El último aplauso es una obra de largo aliento plasmada con enorme sensibilidad y talento, que además permite descubrir a un puñado de artistas veteranos y jóvenes que se hacen cargo como pocos de un extraordinario repertorio ciudadano.