El último aplauso

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

Las historias del Bar El Chino

Cantantes aficionados y una Buenos Aires fuera del tiempo, en un documental.

En el barrio de Nueva Pompeya abrió, en 1937, el Bar El Chino, al frente del cual se hallaba el cantor de tangos Jorge "El Chino" Garcés. Allí, quienes lo comenzaron a frecuentar se divertían viendo y escuchando a ignotos cantantes que hacían su debut frente al público, entre las mesas rengas y las paredes pobladas de afiches y de fotografías. Con el tiempo, el bar se fue popularizando y noche tras noche numerosos comensales descubrían alguna voz tanguera que entonaba los temas más populares del repertorio ciudadano. El edificio no resistió el paso del tiempo y tras algunos años de mantener sus puertas cerradas volvió a abrir.

Esta es la historia que el director Germán Kral relata en este film cálido y emotivo, por el que transitan algunos de los muchos cantantes que deleitaron con tangos, milongas y valses a un público admirado. El realizador enfocó su relato en Cristina de los Angeles, Inés Arce y Julio César Fernán, pero también en varios otros de los muchos personajes que pasaron por ese bar.

Entre el documento y la ficción, Kral elaboró una página impecable y logró transmitir con calidez la historia de esos cantantes que no necesitaron del aplauso del centro de Buenos Aires.

El director no necesitó un nudo argumental para evocar estos episodios. Utilizó nada más que la simpleza que irradian esos cantores para recorrer el camino que había comenzado el Bar El Chino y que, con el tiempo, conserva todavía hoy la nostalgia de un Buenos Aires perdido en una escenografía con sabor a recuerdos. La emotividad brota así, instantánea, a través de las canciones y de las anécdotas de los protagonistas.

El realizador contó además para elaborar su film con una excelente fotografía y con un notable montaje, elementos que hacen de su film una perla en el gran collar de la historia de un Buenos Aires que aquí siempre está presente a través de esas voces y de esos instrumentos que bien merecieron ser llevados con autenticidad a la pantalla grande.