El triángulo rosa y la cura nazi para la homosexualidad

Crítica de Ezequiel Boetti - Otros Cines

Ciencia y terror

Mucho menos mediático y sin la condena histórica e internacional de Joseph Mengele, el danés Carl Peter Vaernet fue otro médico nazi que eligió la Argentina para refugiarse después de la caída de Hitler. Su especialidad eran los homosexuales, con quienes experimentó en distintos campos de concentración, convencido de que la inclinación sexual era una “enfermedad curable”.

El Triángulo Rosa y la cura nazi para la homosexualidad relata la historia desconocida de este particular personaje, desde sus primeras influencias médicas -los tratamientos mediante injertos de testículos a gallinas realizados por Kanud Sand–, su llegada al nazismo y el posterior apogeo investigativo, hasta su caída y la llegada a la Argentina para desempeñarse en el Ministerio de Salud de la Nación bajo el nombre de Carlos Vaernet.

Los realizadores Nacho Steimberg y Esteban Jasper recorren gran parte de Europa para recopilar archivos médicos oficiales y extraoficiales, además de entrevistas a distintos especialistas, entre ellos a los daneses que escribieron un libro sobre él, e incluso al nieto del médico, dando como resultado una investigación rigurosa y atrapante. En la Argentina, en cambio, el proceso es bastante más desalentador debido al manto de silencio desplegado sobre su figura. Manto apenas deshilachado con el hallazgo de su legajo en una dependencia pública.

Asentado sobre valiosa información periodística, El Triángulo Rosa y la cura nazi para la homosexualidad no termina de redondearse como un gran documental debido a una tendencia a la dispersión. En ese sentido, da la sensación de que Steimberg y Jasper no confían en la riqueza de su personaje ni en la potencia de lo sugerido, y dedican varios fragmentos a una vinculación obvia y subrayada entre la histórica marginación a los homosexuales y los logros de la comunidad en la Argentina. Una lástima: la complejidad de Vaernet bien valía la película entera.