El tercero

Crítica de Jorge Luis Fernández - Revista Veintitrés

Amor o acuerdo

Dos muchachos chatean por una webcam hasta que en la pantallita de uno aparece otro, su pareja. El tercero es más joven, supuestamente está solo pero de todos modos se acopla al nuevo panorama. La invitación ya no es conocer a alguien sino participar de una fiesta con una pareja. Y el tercero, “el pendejo” (ninguno tiene nombre), con inocultable temor, se anima al departamento de estos treintañeros. En esta suerte de comedia erótica gay, el cordobés Rodrigo Guerrero no sólo consigue una escena particularmente divertida, previa al ménage à trois, sino que muestra la evolución del extraño (Emiliano Dionisi) desde su tímido ingreso hasta su integración de un modo natural, fresco, real. Del mismo modo, Guerrero plasma muy bien la relación de la pareja que componen Nicolás Armengol, como el más jovial y abierto, en contraste con el inicialmente reacio (y recio) personaje que compone el rosarino Carlos Echevarría (el más fogueado de los actores, con un CV que se remonta a la esencial Garage Olimpo de Marco Bechis). El manejo de los tiempos, la tensión y la descompresión hacen de El tercero una pequeña demostración de maestría cinéfila.