El teléfono negro

Crítica de María Paula Iranzo - Cine Argentino Hoy

Toda historia de terror tiene su lado psicológico detrás, más allá de cualquier susto; sólo hace falta buscarlo. Este es una de las ventajas que tiene El Teléfono Negro, uno de los estrenos de cine de la semana del 23 de junio.
Finney (Mason Thames) es un chico tímido -víctima de bullying y de un padre golpeador- de 13 años que es secuestrado por un asesino serial (Ethan Hawke). Lo que el captor no sabe es que, en donde tiene atrapada a sus víctima, suena un teléfono y al otro lado de la línea se escuchan voces que pueden ayudar al joven.
El cuento corto en el que está basado el argumento fue escrito por Joe Hill, el hijo de Stephen King, y durante la cinta se notan las influencias del autor de Misery. Esta es una de las cuestiones que más atrapan de la historia. Sin embargo, por tratarse de una de terror, no asusta como una del género, sino que funciona más como un thriller o algo de suspenso (lo mismo que sucedió con Gemelo Siniestro).
Vale destacar la actuación de Ethan Hawke, quien se vuelve a reunir con el realizador de Siniestro -Scott Derrickson-. Y aunque son dos papeles que están en distintos extremos de la balanza moral, el actor siempre sale airoso de estos desafíos al lograr encontrarle matices físicos y vocales a un personaje que no quiere dar mucho la cara. Mas allá de eso, el resto de las interpretaciones no van más allá de lo necesario.
Un fallo, que también se puede encontrar en Siniestro, es el de la falta de desarrollo desde el lado de los villanos; hay cosas que no se explicitan -puede ser a propósito o no- y que pueden ayudar a captar todas las perspectivas (no se pretende llegar a ser Criminal Minds, pero un poco más de información sería interesante).
Tiene mucha similitud a varias historias exitosas de los últimos años (Stranger Things, It), debido a que se sitúan en la década de los ’70 (u ’80, dependiendo del caso) -con protagonistas jóvenes- y tiene algún que otro guiño a la cultura popular época. Esto ayuda a mantener ese aspecto no sólo macabro, sino también tecnológico; porque el teléfono que da nombre a la cinta es de disco y tiene ese sonar tan estremecedor que a veces es mejor perderlo que encontrarlo. El Teléfono Negro no funcionaría nunca en el siglo que estamos viviendo.
Este thriller tiene, en su base, el relato de un chico que tiene que superar sus propias barreras de lo posible para llegar a lo imposible. El camino que recorre puede ser chato, pero no significa que el espectador pierda su interés en su transcurso.