El teléfono negro

Crítica de Jorge Bernárdez - Subjetiva

Blumhouse es la gran productora del terror en estos años, algunas de sus propuestas son innovadoras y rupturistas, otras son más clásicas. Scott Derrikson filmó con ellos hasta que fue convocado por Marvel para la realización de la primera de Dr Strange, pero al llegar la continuación de esa película, el realizador anunció diferencias creativas y su puesto fue ocupado por Sam Raimi. Ahora Derrikson vuelve a su productora amiga y lo hace volviendo al tono de su primer éxito con ellos, que fue Sinister (2012). El teléfono negro es la adaptación de un relato de Joe Hill, que a esta altura es mucho más que el hijo de Stephen King pero que no se priva de tocar temas muy afines a los relatos de su padre. En un pueblo del interior de los Estados Unidos están desapareciendo chicos. El pueblo se parece a tantos otros relatos de terror, salvo que es menos idílico que muchos de los que ya hemos visto. La historia se desarrolla en 1978, en una Norteamérica agobiada por una situación económica complicada y el pueblo donde se ubica la historia es un pueblo cuya población es más bien de clase media baja y más bien urbano.

La película se toma más de media hora para enganchar al espectador, mostrarle la relación de los protagonistas absolutos que son Finney (Mason Thames) y Gwen (Madeleine McGraw), dos hermanos que sufren la experiencia de una vida con padre alcohólico y violento. Fuera de esa experiencia los une además la una gran conexión de otro orden menos terrenal que se nota mucho en esa primera parte de la película. Ese comienzo en que el espectador es sumergido en la vivencia de esos hermanos que se protegen a su modo de un mundo hostil. Finney es el típico adolescente que es maltratado por los matones del colegio y trata de anudar alianzas y crear amistades que lo ayuden ante esos ataques, mientras que Gwen es la nerd de su grupo a lo que se agrega cierta conexión con lo sobrenatural que heredó de su madre que ha muerto hace un tiempo.

Hasta allí tenemos un relato bastante sórdido que apela a referencias bastante claras y directas como The Texas Chainsaw Massacre, después de saber que hay compañeros de los protagonistas que desaparecen para no volver se empieza a hablar de un asesino al que se apoda como Raptor. Finney es secuestrado por el asesino de niños y allí empieza la parte más fantástica. La policía investiga las desapariciones, Gwen tiene visiones y Finney se comunica a través del teléfono negro del título con los chicos que han sido víctimas del asesino que está interpretado por Ethan Hawke. La actuación de Hawke se ensambla perfectamente con el clima de pesadilla que logra la película sin mostrar la cara casi ya que la mayoría de las veces que se lo ve usa una máscaras terroríficas pero es su físico y sobre todo el tono de su voz lo que deja al espectador atado a la butaca.

La duración de la película es casi perfecta, apenas una hora cuarenta, y si bien no es exactamente terrorífica el clima áspero del relato se vuelve tenso. Quizás el gran acierto de Derrikson sea haber logrado una película que se aferra a la mirada de los dos protagonistas casi exclusivamente. Un buen estreno para los que gusten de las emociones fuertes. Un consejo final, eviten ver el trailer que es demasiado revelador de cuestiones que es mejor ver en la sala a medida que se desarrolla la historia.

EL TELÉFONO NEGRO
The Black Phone. Estados Unidos, 2021.
Dirección: Scott Derrickson. Intérpretes: Ethan Hawke, Mason Thames, Madeleine McGraw, Jeremy Davies, E. Roger Mitchell, Troy Rudeseal y James Ransone. Guion: Scott Derrickson y C. Robert Cargill, basado en el cuento homónimo de Joe Hill. Fotografía: Brett Jutkiewicz. Edición: Frédéric Thoraval. Música: Mark Korvan. Distribuidora: UIP (Universal/Blumhouse Productions). Duración: 102 minutos.