El teléfono negro

Crítica de Fabio Albornoz - Ociopatas

Si tuviéramos que elaborar una lista de las mejores películas de terror que nos ha ofrecido el cine norteamericano en los últimos 10 años, SINIESTRO estaría sin dudas allí. Luego de una poco satisfactoria LÍBRANOS DEL MAL, y su inmersión en el universo de Marvel con DOCTOR STRANGE, el cineasta Scott Derrickson retorna al género (una década más tarde) con EL TELÉFONO NEGRO, adaptación del cuento de Joe Hill (hijo de Stephen King y escritor por derecho propio).

La película se sitúa en Colorado, en los años 70. Un enmascarado interpretado por Ethan Hawke (protagonista también en SINIESTRO) secuestra a niños. Finney, un chico de 13 años, debe afrontar sus días encerrado en un sótano donde solo dispone de un teléfono (negro) que no funciona, pero tampoco deja de sonar.

EL TELÉFONO NEGRO es una película que “guarda” pocas sorpresas durante toda su narración. Y lo de «guardar» podemos tomarlo con pinzas, ya que el propio tráiler se encarga de mostrarnos lo que sucede, de principio a fin. Tal vez las expectativas eran altas, pero el film de Scott Derrickson no las satisface completamente. Sí, EL TELÉFONO NEGRO es una buena película de terror, pero está lejos de la genialidad que muchos medios exaltan, y puede que el primer problema radique justamente en la concepción de esta obra: la historia proviene de un cuento. Adaptar un material tan corto, obliga a hacer un ejercicio creativo mayor que pueda sostener una larga duración, justamente es por ello que los 100 minutos se hacen largos, circunda la sensación de que el filme es un cortometraje estirado, sin demasiadas ideas por fuera del concepto principal.

La subtrama del padre violento y la hermana no prosperan. Tampoco la investigación policial. Son todas las líneas narrativas que se atrofian y aparecen solo cuando el ritmo de la historia las necesita, pero nunca de manera significativa. La dirección es apática. Derrickson no encontró la forma de que los secuestros resulten atractivos visualmente o aterradores, y los momentos “bajo tierra” son una agonía que no puede salvar ni Ethan Hawke (que lo hace muy bien como siempre), ni ese fallido volantazo hacia el fantástico más puro.

EL TELÉFONO NEGRO es una correcta película de terror (a años luz de Siniestro), pero con errores en su estructura. Le faltan peripecias, ideas y un mejor desarrollo del asesino. Pudo haber sido mucho mejor.