El teléfono negro

Crítica de Denise Pieniazek - Puesta en escena

La venganza de los débiles

Ya se estrenó en Argentina El teléfono negro, una película de terror dirigida por el prometedor Scott Derrickson y protagonizada por el siempre convincente Ethan Hawke.

Por Denise Pieniazek

Ha llegado a los cines argentinos el largometraje El Teléfono Negro (The Black Phone, 2021) perteneciente al género cinematográfico del terror de la mano de un experto en la cuestión, Scott Derrickson, reconocido por dirigir Sinister (2012), Deliver us from Evil (2014), The exorcism of Emily Rose (2005), Doctor Strange (2016) y el remake de The Day the Earth Stood Still (2008). El filme en cuestión está basado en el cuento homónimo de Joe Hill, hijo del reconocido escritor Stephen King, quizás por eso el relato tiene varios elementos similares a It (no sólo del texto literario sino también de sus respectivas transposiciones cinematográficas).

La historia se sitúa en Denver, Estados Unidos en 1978 en donde algunos niños y adolescentes comienzan paulatinamente a desaparecer misteriosamente. Popularmente comienza a llamarse al supuesto criminal “The Grabber” (el raptor), consecuentemente, el miedo comienza a instalarse cada vez más en esa sociedad. Desde el inicio del relato se representa una comunidad en donde los adultos parecen estar ausentes o si están presentes no son de mucha ayuda por su inoperancia y a veces incluso son un obstáculo o padecimiento. Al respecto, y debido a su ambientación de época, la ficción posee puntos de contacto con la antes mencionada It (incluso aparecen un piloto amarillo y botas rojas en un día lluvioso) y la reciente serie televisiva Stranger Things. En consecuencia, los niños y adolescentes parecen ser más astutos que los mismos, o en cierta forma criarse solos, hasta mencionan películas que ven a escondidas de sus padres como Masacre de Texas/Masacre en cadena (The Texas Chain Saw Massacre, 1974) y Operación dragón (Enter the Dragon, 1973). El universo juvenil que plantea el relato es muy hostil, los estudiantes son muy violentos entre sí (esto es explicitado visualmente) y practican constantemente el Bullying.

Al respecto el protagonista, Finney (Mason Thames), padece un doble abuso primero en su casa frente a su padre alcohólico y violento, y luego en la escuela por parte de algunos de sus compañeros. Sin embargo, es un niño muy listo e ingenioso, su mayor apoyo es el de su valiente e intuitiva hermana Gwen (interpretada carismaticamente por Madeleine McGraw), quien posteriormente sabremos ha heredado un don premonitorio sobrenatural de su madre. La figura maternal está ausente en esta familia, puesto que ella se ha suicidado años atrás, al parecer a eso se debe la inestabilidad emocional de su viudo.

El raptor -personificado convincentemente por Ethan Hawke- se vuelve cada vez más insaciable, y llega el turno del protagonista de ser capturado. A partir de allí la narración, que desde el inicio posee un excelente manejo del suspenso y la intriga, agrega el elemento sobrenatural. Finney es encerrado en un sótano que sólo posee un colchón, un retrete y un teléfono negro que según el secuestrador no funciona. Sin embargo, y hete aquí el elemento fantástico, a través del teléfono Finney escuchará a las víctimas anteriores del criminal. Entonces, si uno creía inicialmente que el teléfono estaría vinculado al sadismo del raptor, se llevará una sorpresa. Al respecto mediante su lograda dirección Derrickson logra inesperadamente que “saltemos” de la butaca en dos oportunidades.

En El Teléfono Negro se observan algunos de los estilemas del realizador tales como el protagonismo de los niños/adolescentes en la acción, perversos villanos que ocultan su rostro tras peculiares máscaras y la presencia de lo pagano o religioso. Asimismo, la película construye una lograda ambientación y clima de época, cuyo mérito compartido es del diseño de producción de Patti Podesta (también directora de arte de Memento, 2000). Una de las pocas cuestiones que puede objetarse a la obra es quizás algunos cabos sueltos, principalmente ante el testimonio de una niña nos preguntamos ¿por qué la policía no siguió la pista de la camioneta negra? Ya hemos dicho antes que el largometraje posee una fuerte crítica a los adultos y la institución familiar, esbozando su mediocridad, inutilidad o incluso sus almas quebradas. Sin embargo, a pesar de este pequeño detalle que puede hacer tambalear la lógica si nos ponemos detallistas, la película dosifica muy bien la información, maneja con ritmo la incertidumbre y es sólida narrativamente.

En conclusión, se destacan la performance de niña belicosa de Gwen, quien posee astucia y mucho feminist power, como también la potencia del clímax y su emotivo desenlace. La resolución del relato recurre a uno de los principios básicos del cine, el espectador audiovisual trabaja por acumulación. De este modo, Finney tomará lo mejor de cada niño que lo precedió para intentar vencer al raptor, evidenciando un acertado desarrollo del personaje. El joven protagonista ya no será el mismo después de permanecer secuestrado en ese sótano, que metafóricamente puede compararse el infierno… ¿Logrará Finney su resurrección ascendiendo hacia la superficie? Pues, tendrán que ver la película para saberlo.