El sueño de Walt

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Hollywood ama homenajearse a sí mismo. Ya sea en grandes ceremonias, en eventos publicitarios, o realizando películas autoreferenciales. En los papeles El Sueño de Walt parecía encaminada a ese propósito, pero en su traspaso del guión a la pantalla ofrece un elemento que la diferencia, una actriz, Emma Thompson, que se adueña de todas las escenas, aún de aquellas en las que no aparece.
Erróneo título local, el nuevo film de John Lee Hancock no se apoya en la figura de Walt Disney, ni siquiera (como nos quieren hacer ver) en la relación de este con P. L. Travers autora del libro Mary Poppins; es la historia de esta última y sus sensaciones ante la posibilidad de una adaptación al cine de su personaje tan celosamente cuidado.
Pamela Travers (Emma Thompson) no es para nada una mujer sencilla, ni menos fácil de llevar. De porte inglesa, Pamela se auto recluyó hace tiempo, detesta a casi todos (en especial si son norteamericanos), y viene rechazando las ofertas del ambicioso Walt (Tom Hanks) para comprarle los derechos del personaje hace varios años. Pero las deudas la aquejan, y forzosamente acepta viajar hacia los estudios del Ratón Mickey para supervisar el guión del posible film, sino está de acuerdo y no aceptan todas sus sugerencias, no firmará el contrato de cesión de derechos y el proyecto por lo tanto quedará trunco.
savingmrbanks-trailer_ew Para quienes lo desconocen, el Sr. Banks del título original es el padre de los niños que cuida Mary Poppins, y su inclusión en el título de esta película tiene que ver con los dos relatos que se iran contando en paralelo. Mientras la actual Pamela sigue de cerca el proceso de creación del guión y disiente sobre cada punto y coma de modificación (enloqueciendo a todo el estudio), a través de recuerdos la veremos de niña junto a su familia y en especial su padre (Collin Farrell) tan amoroso con sus hijos como descuidado y sumido en el alcohol.
La relación de Pamela con su padre va progresando (o involucionando), y mientras la Pamela adulta va abriéndose ante las posibilidades y reconociendo el espíritu de aquella niña que por circunstancias de la vida ya no es.
Es importante remarcar que otra sería la película sino contásemos con estos rubros actorales, Hanks no aborda todo el personaje que fue el inmenso, aunque ambivalente (hecho que acá se desconoce), Walt Disney pero lo resuelve con muchísimo carisma. Farell se luce en su rol de un padre con una faceta para sus hijas y otra para el mundo adulto; lo mismo podríamos decir de Jasón Schwartzman, Bradley Whitford y Paul Giamatti. Pero aún así todos quedan a la sombra de la aplanadora que es Emma Thompson, P. L. Travers es ella, llena de gestos, matices, un modo de hablar y caminar particular, su interpretación es realmente inmensa y para aplaudir a rabiar.
En cuanto al resto de los rubros hablamos de un film promedio, agradable. Hancock sabe construir películas edificantes, y se agradece que esta vez haya dejado de lado su cuestionable costado político. La ambientación de (las dos) época/s es prolija, sin desmesuras ni clichés; lo mismo para la visión que el propio Estudio Disney tiene de su imperio.
Tierna, simpática, melancólica, y profundamente cinematográfica, El sueño de Walt es una de esas películas pensadas para las premiaciones, y como tal cuenta con un elenco de lujo, uno que la eleva a una categoría superior a lo que hubiese logrado sin ellos en sus puestos.