El sobreviviente

Crítica de Beatriz Molinari - La Voz del Interior

En la galería de los héroes

Triunfar es una decisión consciente", dice el instructor a cargo del entrenamiento de los marines destinados a combatir en Afganistán. El concepto que alimenta todas las guerras de expansión territorial encuentra en la película de Peter Berg, El sobreviviente, varias paradojas.

Basada en un hecho real, el equipo de élite protagoniza una misión de rutina que termina en tragedia.Berg logra reconstruir el asedio de los marines a la aldea en busca de un jefe talibán y las posteriores complicaciones, con un ritmo tenso, por momentos épico, moroso, mientras la cámara se pasea por las impotentes montañas. La película prepara al espectador para el ‘tiroteo', con gran despliegue y una alternancia eficaz entre la peligrosidad de la tarea, las dimensiones del escenario y el pequeño detalle en esa tierra de pastores.El comienzo planteado con el esquema de la supervivencia del más apto sostiene la empatía con los héroes, rodeados de un mundo hostil y de un odio imparable. Se da por sentado que el talibán debe morir. Ideológicamente la película funciona como propaganda política, supuesto que podría desatar un debate muy interesante y siempre vigente. En cuanto a la factura de la historia de Mark, El sobreviviente cuenta con un grupo de actores que se mimetizan con los soldados a quienes la película rinde homenaje.

La Operación ‘Red Wing' fue pensada para el lucimiento de la patrulla bien pertrechada, hábil en tareas de infiltración, integrada por jóvenes deseosos de vivir la adrenalina de la guerra sin límites. El puñado de hombres es descripto con familiaridad, a través de diálogos que arman el perfil y temperamento de cada uno. El destino decidirá por todos y todo.Tal como expresó Berg, quiso mostrar un personaje vulnerable en medio de una situación violenta, para que el espectador sea ‘el quinto hombre' de la patrulla.

Mark Wahlberg, en el rol de Marcus Luttrell, logra un rol protagónico que suma otra faceta a su filmografía. El actor entra en la galería de los héroes con un personaje destinado a calar hondo en el espíritu patriótico americano. En tanto, Berg arma un infierno con el diseño y edición de sonido, recrea el tiroteo en proximidad con armas potentes; dedica segundos a las caídas espectaculares por las piedras de la alta montaña, fotografía (excelente Tobias Schliessler) la muerte con escenas crudas, de modo que ilustra la máxima de los marines, ‘todo exceso es bueno'.

Frente a la voluntad inquebrantable de triunfar, la realidad se muestra como una gran ironía. Los gestos humanos también aparecen de uno y otro lado de la frontera en escenas que Berg logra sin abandonar la tensión inicial. El demonio talibán somete a las aldeas y se cobra las traiciones. Sólo a los marines los espera un destino glorioso, ejemplar.La sombra de Vietnam cubre las montañas afganas y el cine viene a justificar una guerra más.