El silbón: orígenes

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

Sin suerte. Signado por la desgracia. Así nació Ángel (Vladimir García) alias “El Silbón”. Porque en el momento del parto su madre fallece y su padre Baudilio (Fernando Gaviria), desesperado, busca vengarse, matando a cualquiera, y de paso el odio y el rencor va acumulando hasta convertirse en una desagradable y malvada persona.

Tal malo es que, con sus actitudes, culpa a su hijo por haber quedado viudo. Viven en un rancho y el chico está siempre sucio y viste con harapos. Y por portarse mal, lo mantiene encadenado.

Esta coproducción mexicana-venezolana, dirigida por Gisberg Bermúdez Molero, cuenta lo que puede parecerse a una leyenda de campo: El mal con el mal se paga.

Porque cuando crece “El Silbón” sucede un hecho clave en el que termina muerto, y, desde el más allá, llega a su poblado para asesinar a todos los malos de la manera más violenta y desagradable posible.

El film, catalogado dentro del género de terror, pero más vinculado al gore, tiene desde la idea primaria la pretensión de ir generando interés o expectativa, pero está narrado en un ritmo muy lento, que no se traduce en tensión o misterio, Lo mismo podría decirse del elenco, que se mueve como en cámara lenta. La parsimonia manda dentro de la uniformidad de criterio y rigor estético. No sorprende, utiliza el realizador muchos lugares comunes para contar una historia, donde los ruidos incidentales son los ladridos de perros y aleteos de pájaros para resaltar los momentos más álgidos.

Otro pecado que puede observarse dentro de la estructura argumental, son ciertos personajes que aparecen en varias escenas y terminan en no influir en el relato. Como el de una nena que está poseída por el demonio, hace profecías dibujando frenéticamente en varias hojas. o el de una bruja que practica magia negra, pero luego desaparecen sin dejar rastro.

Lamentablemente es un producto que no asusta. Tampoco pone los pelos de punta. El monstruo recién aparece en el último tramo de la película porque, en la previa, lo que resaltaba era la violencia y resignación de gente muy pobre que, a duras penas vive del campo, y en el que Ángel se transformó en “El Silbón”, para hacer justicia, a su manera.