El significado del amor

Crítica de Marcos Rodriguez - CineFreaks

Liberalismo moderado

Así como los norteamericanos tienen su comedia romántica, con determinadas reglas que siempre siguen, los franceses no pueden dejar de ser franceses a la hora de hacer sus comedias: mucho sexo, muchas palabras, mucha mujer desnuda (no así hombres), muchas conversaciones "con contenido" que corren rápidas y metaforizan la tensión sexual (que de cualquier forma es explícita). Así como pasa con el público de la comedia romántica americana, a quien le guste la comedia francesa encontrará en El significado del amor un momento agradable, algunas risas no muy perturbadoras, un final edulcorado, no muchas sorpresas.

Esta película maneja dos claves que intentan individualizarla de la eterna historia "chico conoce chica": está atravesada por "temas políticos" y trabaja una suerte de "monólogo interior representado".

El "tema político" está encarnado por Baya Benmahmoud (interpretada por Sara Forestier), la chica, hija de un inmigrante argelino que no parece de familia argelina y que usa el sexo (las mujeres en el cine francés solo pueden ser ridículamente promiscuas) para seducir a "fascistas" y volverlos gente de izquierda.
Por supuesto, esto va a chocar de frente con la familia y el modo de vida de Arthur Martin (intepretado por Jacques Gamblin), para deleite del público conservador o ligeramente progre.

Los monólogos interiores están manejados principalmente por Martin (el protagonista), pero cada tanto pasan a Baya. Primero son recuerdos, después son conversaciones con uno mismo. El personaje mira a cámara, le cuenta al público su infancia, explica las limitaciones de la representación que está a punto de presenciar. Algo que hizo Woody Allen hace cuarenta años. A los franceses les gusta Woody Allen. Esta es una película muy francesa.

Sin embargo, lo que Allen usaba como recurso para construir personajes, en El significado del amor resulta irremediablemente chato. Sí, los personajes miran a cámara y nos explican. El problema es que Leclerc (el director) nos explica absolutamente todo: a este personaje le pasó esto en la infancia y por eso se comporta de tal forma, este personaje tuvo tal trauma provocado por tal hecho y eso lo define de forma absoluta, los padres de este personaje tienen estas características (enumeradas por una voz en off) y eso basta para describirlo y para que entendamos cómo criaron a sus hijos y, en consecuencia, cómo son esos hijos ahora. Todo está explicado. Todo, por supuesto, desde una mirada liberal de izquierda.

El punto más flojo de la película probablemente sea el personaje de Baya, a la cual da cuerpo la hermosa Forestier. Baya es tan efervescente, tan "de izquierda", está tan cómoda con su propio cuerpo que roza la caricatura. Como todos los personajes de El significado del amor, el suyo está completamente delineado, pero sus líneas se cruzan en malas intersecciones. La idea de que una chica (sí, es atolondrada, sí, no tiene complejos con su cuerpo) ande mostrando tetas en los supermercados como si nada o salga de pronto desnuda a la calle porque se había puesto a hablar por teléfono y se olvidó de que estaba sin ropa más que chistes para espantar a reprimidos son muestra del poco ingenio para construir un personaje real.

La conclusión de todo esto, al final, es que "el amor es más fuerte", que los mejores franceses son de izquierda, que el sexo, que Sarkozy... Mucha política, mucha conciencia "preocupada" de liberal de izquierda, pero al final todo suena ligeramente conservador. Es notoria, por ejemplo, la obsesión que esta película tiene con la familia: la nuestra, la de los otros, las que son diferentes, las que son tradicionales, las reprimidas. Al final, parece que lo único importante es la familia y, moraleja de moralejas, resulta que todos (hasta las familias de inmigrantes radicales de izquierda) somos reprimidos y es mejor aceptarlo y vivir así. Total, basta con que una vez cada cuatro años votemos por la izquierda para poder vivir nuestra tranquila vida de familia.