El señor de los dinosaurios

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

Sociedad jurásica

La nueva película del documentalista Luciano Zito indaga sobre la figura de Jorge “Cacho” Fortunsky, un habitante del pueblo pampeano de Eduardo Castex, hacedor de un parque temático con figuras a gran escala que remiten a diferentes aspectos de la vida prehistórica de los dinosaurios pero atravesado por un pasado de marginalidad que intenta dejar atrás.

El Señor de los Dinosaurios (2018) es Jorge Fortunsky que a sus 48 años se convirtió en el escultor de de uno de los parques temáticos más importantes del país, aunque sin duda desconocido para muchos. Pero lo atractivo de su vida no es solo el talento innato que tiene para dibujar, tallar y esculpir sino la línea entre la legalidad e ilegalidad que atraviesa su vida. Y es ahí donde radica el atractivo cinematográfico de un personaje que desde su adolescencia vivió dos vidas paralelas que se alternaban sistemáticamente. Por un lado la delincuencia mientras que por la otro surgía el artista.

Mezclando la ficción con la realidad, el documental con la animación, Zito se enfoca en lo atractivo de la vida Fortunsky para indagar sobre la falta de contención, tanto social como del propio estado, en aquellos que recuperan la libertad tras haber cumplido una condena y entablar una relación directa con la reincidencia delictiva. Como también de que manera algunas decisiones políticas pueden modificar la vida de alguien para bien o para mal. A lo largo del metraje, atravesado por más de treinta años de la historia local reciente, somos testigos de cómo algunas decisiones pueden salvar o enterrar a una persona.

Un extraño parque temático habitado por dinosaurios esconde por detrás una historia llena de matices, que reflexiona sobre el rol de la sociedad en la reinserción de aquellos que luego de haber cumplido una condena no encontraron afuera la contención y la oportunidad de empezar de nuevo.