El señor de los dinosaurios

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

En las afueras del pueblo pampeano de Eduardo Castex se levanta un parque temático donde se representan diversos aspectos de la vida de los dinosaurios. Todas las esculturas, más de treinta, hechas de cerámica y de hierro impactan por su escala real, que contrasta con la pequeñez del pueblo. Pero en esa comunidad hay también cosas que parecen no encajar en lo que podría presuponerse que ocurre en lugares como aquel, y una de ellas es la vida de Jorge "Cacho" Fortunsky, cuyo talento artístico se une a su ferviente deseo de dejar atrás su pasado marcado por la delincuencia.

El director Luciano Zito sigue en este documental ficcionado la trayectoria de ese hombre de andar sereno, desde su juventud hasta la madurez y reflexiona sobre la necesidad, y la infrecuencia de las segundas oportunidades en la vida.

El film eleva su potencia dramática a través de excelentes segmentos animados que recorren la vida del protagonista. Cacho se devela en El señor de los dinosaurios como un personaje atípico, que busca su verdadero camino a través de sus dibujos y de la necesidad de dejar atrás los recuerdos de su vida carcelaria.