El secreto de Albert Nobbs

Crítica de Rodolfo Weisskirch - A Sala Llena

¿Glenn o Glenda?

¿Qué sería el cine sin actores? ¿Cuántas películas malas y banales han sido salvadas por grandes elencos y cuántas fueron hechas al servicio de los dotes interpretativos de ciertos actores? Miles, millones. El star system nunca dejó de estar de moda.

Sin embargo hay trabajos, que más allá de pensar en la repercusión en la taquilla por el fanatismo que el público tiene por ciertos actores, que sirven para que un actor sea ubicado o reubicado en el mapa cinematográfico.

Hay obras que son hechas pensando, especialmente en como se vería tal actor interpretando a tal figura, muchas veces con vistas al Oscar. Es así como Meryl Streep nuevamente se llevó un Oscar el último año por interpretar a Margaret Thatcher. Premio que debería haber ido a las manos de Michelle Williams por su retrato de Marilyn Monroe o, quizás de Glenn Close por El Secreto de Albert Nobbs.

Pero acá no estamos ante una biopic, sino ante una creación original de la propia Close, inspirada en un cuento y una obra de teatro. Si bien se inspira en ciertos hechos reales, el personaje Albert Nobbs es original, y sirvió para que la actriz nuevamente esté entre las más codiciadas de Hollywood, así como Petróleo Sangriento fue el vehículo perfecto para renacer la carrera de Daniel Day Lewis.

Close, interpreta, escribió y produjo, Albert Nobbs, la historia de un mayordomo que trabaja en un hotel del centro de Dublin a fines del siglo XIX. Teniendo en cuenta la discriminación hacia el rol femenino durante esa época, Albert en realidad es una mujer en disfraz de hombre. Tiene un sueño: poner un negocio que venda tabaco. Para eso, quiere emplear a una mesera del hotel: Helen (Wasikowska) a la que además, desea como vínculo romántico. Pero Helen tiene una relación con Joe (Johnson), el muchacho que cuidas las calderas del hotel.

Trágica historia de amor que muestra el travestismo un siglo y medio atrás, Albert Nobbs es un film de qualité, con una cuidadosa puesta en escena, trabajada fotografía, escenografía y vestuario, pero más allá de la reconstrucción de época y el impresionante maquillaje de Close, lo que más se destaca de Albert… son las actuaciones.

Rodrigo García hace bastantes años viene demostrando que lo suyo son las películas y series, donde el actor pueda construir personajes con matices, conflictos internos y dudas existenciales. Albert Nobbs seguramente es la más superficial de las obras de García, pero contiene personajes que resultan creíbles.

Close logra metamorfosearse en este personaje diminuto, concretando una transformación física y vocal meticulosa. Además de que tiene que condensar las expresiones, reprimir sentimientos y decir lo máximo posible con la menor cantidad de palabras, prácticamente sin mover los labios, usando los ojos, una mueca bocal o una forma de desplazarse. Esta construcción de personaje es un eficiente trabajo por parte del director.

Cada mínimo movimiento dice algo de su ser. Close, es soportada por un elenco sólido empezando por Wasikowska que se trata de despegar de la Alicia de Tim Burton, Johnson, completamente distinto al adolescente nerd de Kick Ass, y enormes actrices como Pauline Collins, Brenda Fricker o Janet Mc Teer, más que convincentes en sus pequeños roles. Las tres no son figuras demasiado reconocidas, pero cada pequeña participación suma a brindar escenas elegantes y líricas con respecto al lenguaje.

Pero así, como vale la pena destacar la sensibilidad de García para entender la idiosincrasia del personaje y unirla a la del actor, hay que decir, que en lo narrativo no logra esquivar los lugares comunes del guión, los golpes bajos y la falta de sorpresa. Es una historia demasiado lineal que no profundiza en los diversos dilemas que vive Albert. Llega a ser una obra sentimentaloide, que abre numerosas tramas, para cerrarlas en forma predecible.

García hace bastante énfasis en la psicología del personaje: la incertidumbre de cómo el personaje de Hubert (McTeer) pudo casarse con una mujer siendo mujer también que vive constantemente como hombre, el deseo de poder desplegar su feminidad y los prejuicios internos, relacionado con el amor homosexual (en una época donde era condenado), pero también con la soledad del personaje, el miedo a relacionarse con las personas de salir del molde sirviente masculino. García siempre ha preferido posar sus ojos en el punto de vista femenino, y no es de extrañar que los hombres de esta obra sean los personajes más débiles, menos desarrollados y destacables. Es muy básico el retrato de Joe, y nunca influencian demasiado los personajes del doctor (a cargo del gran Brendan Gleeson) o el Lord que interpreta como si fuese un cameo, Jonathan Rhys Meyers.

El Secreto de Albert Nobbs es una propuesta que no esconde sus raíces teatrales, apenas emociona, pero que se destaca por el atractivo y fatal trabajo de Glenn Close.