El secreto de Albert Nobbs

Crítica de Laura Osti - El Litoral

Vidas raras en un mundo hostil

El guión está basado en una novela corta de George Moore que despertó el interés de la actriz Glenn Close, quien antes de pujar para llevarla al cine la convirtió en una obra de teatro.

El dato es curioso, aunque no se conocen los motivos por los cuales Close se comprometió tanto con el tema, al punto de participar en la adaptación, en la producción y asumir el personaje protagónico.

La dirección fue confiada a Rodrigo García (“Con sólo mirarte”, “Nueve vidas”), el hijo del escritor Gabriel García Márquez con quien la actriz ha trabajado varias veces.

“El secreto de Albert Nobbs” cuenta la historia de un personaje misterioso, ambientada en las postrimerías del siglo XIX en Irlanda. Fiel al espíritu de la época, trata de ofrecer un relato social, enfocado en los personajes menos favorecidos de la escala, en un ambiente urbano en donde el trabajo escasea, la miseria abunda y las condiciones de existencia se presentan particularmente duras.

Albert (Glen Close) trabaja de mayordomo en un hotel. En realidad es una mujer de orígenes oscuros que ha tenido que asumir una personalidad masculina para poder sobrevivir. Ha guardado su secreto celosamente durante unos treinta años, con relativo éxito en lo económico, al punto de que fantasea con independizarse y abrir un comercio propio.

Integra la servidumbre del Hotel Morrison, compuesta por un par de ancianos sirvientes y un puñado de jóvenes mucamas, quienes deben atender a la clientela, miembros de una clase social terrateniente y profesionales liberales de buen pasar.

Historias de vida

En ese micromundo, donde todos están a las órdenes de una casera entrada en años pero vivaz y rápida para los negocios, la Sra. Baker (Pauline Collins), se van generando historias de vida que entrecruzan amores, pasiones, ilusiones y desengaños.

Entre esas historias, se destaca la de Helen (Mia Wasikowska), una bella y joven mucama, que se enamora de Joe (Aaron Johnson), el muchacho buscavidas que se encarga de atender la vieja caldera pero fantasea con emigrar a América en busca de un mejor futuro.

La rutina sufrirá un giro inesperado cuando aparezca Hubert Page (Janet McTeer) en escena, un pintor de paredes que conseguirá romper el muro de silencio de Albert y penetrar en su secreto. Ambos empiezan una rara amistad en medio de ese ambiente que no es precisamente amable con seres como ellos. Y las fantasías del protagonista empiezan a crecer y a aventurarse por caminos nuevos, desconocidos, sin reparar en los riesgos.

Pronto, a las complicaciones socioeconómicas se sumará la fiebre tifoidea, más otros sucesos entre trágicos y pasionales, y los sueños de Albert se estrellarán estrepitosamente contra la dura, más que dura, realidad. Sin embargo, pese a esta visión pesimista, el relato rescata a otros personajes con un aliento de esperanza y redención, en medio del naufragio.

“El secreto de Albert Nobbs” está pensado para destacar las composiciones actorales en una estructura dramática muy teatral, planteando desafíos interesantes para todos los intérpretes, quienes logran una buena y amena composición, aunque la historia no escape a los clichés ni sea inmune a los golpes bajos.