El secreto de Adaline

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

MORIR POR AMOR

Otra comedia romántica. Esta vez el enredo es más complejo: Adaline se ha vuelo inmortal. Adquirió esa condición por culpa de un choque. Y no envejecerá más. No es mala idea, sobre todo porque queda eternamente detenida en los 25 años, que siempre es una buena edad para estacionarse. Pero ser inmortal no es gratis. Tiene que huir de un lado a otro. Conoce gente, se enamora, pero tiene que huir si quiere guardar su secreto. Pero un día aparece el hombre. Le rehuye, pero al final cede. ¿Qué hacer? ¿Huir o contarle? Y allí empieza la otra parte de esta historia, de buen planteo, que podía haber aprovechado mejor el tema del paso del tiempo en el amor. El filme en cambio se conforma con un par de enredos extras. Al final el amor triunfa, incluso sobre la muerte. Porque Adaline un día se alegrará al saber que ella es mortal, que no necesita seguir huyendo y que podrá envejecer junto al hombre de sus sueños. El amor y el ser humano –nos dice- no son inmortales. Por eso hay que vivir intensamente, porque nadie sabe cuándo se acaba el juego.