El sacrificio del ciervo sagrado

Crítica de Melody San Luis - Fancinema

BELLEZA DE POCA MONTA

Con un título que sugiere una muerte se siembra desde el comienzo un estado de incomodidad. Durante El sacrificio del ciervo sagrado, este clima se mantiene mediante una serie de elementos que profundizan la tensión.

La pareja de médicos respetados y prestigiosos, interpretados por Colin Farrell y Nicole Kidman tienen una aparente vida correcta. Cuentan con algunas condiciones marcadas por el mandato social para poder ser feliz como el dinero, una familia con dos hijos-“la parejita”, varón y mujer-, un reconocimiento profesional y conductas disciplinadas. Aun con esta vida, que es claro que no garantiza nada, los cuatro integrantes se muestran apáticos en todo momento. Será la figura de Martin, un joven amigo del padre, quien generará cambios en sus emociones. Este adolescente destapará, por momentos, actitudes –algunas alegres, otras macabras- que permanecen acalladas en la familia.

Estos personajes están situados siempre en lugares desolados. El hospital y la casa son enormes y silenciosos. Las cámaras hacen un trabajo interesante, captando ángulos en los que las construcciones se ven imponentes. Esta visión hace posible que los objetos y lugares se vuelvan distantes. Lo que tendría que ser conocido y cercano se vuelve distante y ajeno. En las escenas de los pasillos de la institución de salud nunca hay gente. En la vivienda los ambientes parecen no tener vida, estar inmóviles, sin uso. La limpieza y el orden es otro factor que cunde en ambos lugares. Estos recursos generan una sensación de vacío y dejan expuesto al silencio.

La narración se vuelve sugerente. Se trabaja desde la metáfora del orden, la limpieza y el silencio para hablar de los secretos que envuelven a la familia. Martín es solo la perturbación explícita, superficial, que viene a romper el orden.

El sacrificio del ciervo sagrado es una película que logra darle pulcritud y solemnidad a la muerte. Es como dice la mamá de Martín sobre la belleza de las manos de los médicos, tan “blancas, suaves y limpias”, aun trabajando con sangre. Por esta razón, la tensión se mantiene en lo que no se dice, aquello que se esconde.

La propuesta es cuidada e interesante pero no hay un despegue del film. Los recursos que utiliza logran generar ciertas sensaciones de incomodidad, pero esto no es suficiente. Es correcto pero de poco vuelo. El planteo de El sacrificio del ciervo sagrado se queda corto con su mirada esteticista y sugerente, porque no parece haber nada más detrás de todo eso.