El sacrificio del ciervo sagrado

Crítica de Iván San Martín - Cinergia

Divina venganza

Después de su paso por diversos festivales, incluído Cannes donde compitió por la Palma de Oro, se estrena en Argentina la nueva película del director griego Yorgos Lanthimos, responsable de La langosta (The Lobster, 2015) donde también protagonizaba Colin Farrell.

El cirujano Steve Murphy (Farrell) tiene una vida ideal, le va bien en su trabajo, está casado con la oftalmóloga Anna (Nicole Kidman) y ambos tienen dos hijos Kim (Raffey Cassidy) de 14 y Bob (Sunny Suljic) de 12 años. Pero las cosas se complican y comienzan a suceder tétricos acontecimientos cuando Steve se hace amigo de Martin (Barry Keoghan), un joven de 16 años sin padre.

Si bien es la película más “convencional” de su director, mantiene las bases de su cine, grandes planos, una gran dirección de fotografía y un guión que va dejando más preguntas que respuestas.

En cuanto a las actuaciones son todas destacadas pero quien se lleva todas las palmas es Barry Keoghan, ese adolescente que va corriendo los límites cada vez más y sus acciones logran poner nerviosos no sólo a los personajes sino también al espectador.

El sacrificio del ciervo sagrado es una película que incomoda y no deja las cosas servidas por lo que puede ser un poco difícil de llevar, sobretodo porque se hace algo larga durante el segundo acto. Aún así es una arriesgada propuesta que merece ser vista.