El sacrificio de Nehuén Puyelli

Crítica de Diego De Angelis - La Izquierda Diario

El sacrificio de Nehuén Puyelli, el nuevo film de José Celestino Campusano (Vil Romance, Fango, Fantasmas en la Ruta, El Perro Molina), no sucederá esta vez en el conurbano –escenario habitual y fundante de su cinematografía-, sino en los suburbios de Bariloche. Campusano se ocupará de seguir el rastro de aquellos personajes que suele convocar con frecuencia su cine: los desclasados. Personajes que se encuentran por su origen social sin chance, siquiera mínima, de supervivencia.

El protagonista será Nehuén Puyelli, un joven de origen mapuche que ayuda, mediante prácticas curativas que provienen de su cosmovisión ancestral, los males que aquejan a los pobres de su comunidad. En una precisa secuencia inicial –precisión que Campusano conservará durante todo el film-, la cámara exhibirá un rancherío, y en su interior a una mujer fatalmente enferma, que Nehuen consolará con pocas palabras y un profundo afecto. Será después acusado de homicidio y encarcelado. El verdadero motivo será, no obstante, otro: una relación con el hijo de una mujer con plata e influencias. La mujer pedirá ayuda a sus amigos de la corte judicial del municipio, buscará venganza. La venganza será en esta película uno de los asuntos centrales.

Nehuén deberá pasar un largo tiempo tras las rejas, en una cárcel situada justo al lado de una enorme villa miseria. Una panorámica, perspectiva de guardia en plan de vigila en las alturas, alcanzará para registrar con claridad la disposición social que rige el territorio. En la cárcel prevalecerá cierta tensa tranquilidad, férreamente custodiada, a cambio de favores, por uno de los "capangas" del presidio. Nehuén ni bien llegue se acercará a él, establecerán un acuerdo de mutua colaboración. Ingresarán después otros personajes al penal, bravucones que buscarán complicar la convivencia.

El film de Campusano se detendrá en la dinámica interna de la cárcel. En cómo se despliega la violencia sobre el cuerpo, en cómo se juega entre los presos la sexualidad. Pero también, paralelamente, apuntará lo que sucede a su alrededor. Rencillas de pequeñas pandillas del suburbio barilochense, resueltas a cuchilladas y tiros. A su vez, el conflicto entre trabajadores rurales de procedencia indígena apaleados por matones. El estado de cosas se conservará a partir del ejercicio de la violencia entre pobres. La traición se convertirá en la contraseña de una historia situada en el pasado genocida.

El sacrificio de Nehuén Puyelli evidenciará una vez más y por sobre todas las cosas la capacidad narrativa de Campusano. Mediante el despliegue de aquellos rasgos que caracterizan su particular estilo -el uso de actores no profesionales, la estilización de sus parlamentos, etc.- presentará un relato casi sin fisuras sobre ciertos hombres perdidos, sin escapatoria, pero que en algún momento osarán reflexionar acerca de lo que sucede a su alrededor, en busca de algún tipo de comprensión que los redima.