El robo perfecto

Crítica de Alexis Puig - Infobae

Gerard Butler es un policía "políticamente incorrecto" que debe impedir que una súper banda de ladrones cometa el robo del siglo

En los suburbios de Los Ángeles, un poderoso grupo de atracadores planea robar La Reserva Federal, para eso arman un estudiado plan. Mientras tanto la policía intentará adelantarse y desbaratar el asalto. Christian Gudegast (guionista de filmes de acción como Londres bajo fuego) debuta detrás de cámaras con esta entretenida historia en la línea de películas como Fuego contra fuego de Michael Mann.

Gerard Butler es un alguacil de mano dura, que intenta por todos los medios descifrar y anticipar la jugada de una banda demasiado lista. Aquí su clásica sobreactuación funciona como una parodia al héroe de acción ochentoso que tan bien sabe componer. O´Shea Jackson como el hábil chofer de los cacos, se encuentra en el medio de ambos bandos (acosado por la policía para que sea informante y sus secuaces que algo sospechan) deberá moverse con sutileza si no quiere terminar atravesado tanto por las balas policiales como por el fuego amigo. Pablo Schreiber como el líder de los atracadores luce peligroso, es un delincuente con códigos tan o más inteligente que los servidores de la ley.

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El metraje (algo extenso de 140 minutos) avanza sumergiéndonos en el mundillo de los policías encubiertos, la intimidad de los ladrones y la planificación tanto del golpe como del plan para impedirlo. Los personajes están bien delineados y se nos permite conocer ciertos puntos de su intimidad y vida familiar para que podamos empatizar con cada uno de ellos.

La elaborada puesta en escena remite al western en clave urbana, con los personajes preparándose para el "duelo final", una serie de secuencias muy bien montadas que nos llevan por un recorrido que incluye persecuciones, balaceras, tensión, y hasta algún momento de redención. Esto sin olvidar un giro argumental (un poco previsible), pero efectivo. El robo perfecto no será una película perfecta pero funciona, entretiene y jamás reniega de su esencia netamente pochoclera.