El robo del siglo

Crítica de Tomás Ruiz - EL LADO G

El Robo del Siglo logra encontrar sus puntos más fuertes en la comedia y en sus actores principales creando así una experiencia totalmente disfrutable pero que podría haber sido una producción mucho más interesante si el desarrollo de las situaciones verídicas tuvieran una mayor profundidad.

Corría el año 2006 y en plena recuperación post crisis económica y social, un nuevo evento sacudió a la sociedad argentina. El robo al Banco Río de la Ciudad de Acassuso fue robado casi en su totalidad gracias a un grupo de personas que idearon un plan tan meticulosamente que fue considerado cómo uno de los mejores robos jamás pensados en la historia. La particularidad de este atraco fue que los autores intelectuales y materiales lograron entrar y salir del banco sin tener ningún herido en su estadía dentro de la sucursal y para su salida hicieron una especie de túnel que conectaba la caja fuerte del banco con un desagüe de las alcantarillas de la zona y que posteriormente desembocaba en el Río de la Plata. Si bien la policía en su momento quedó en la mira de todos por no haber podido atrapar a estos delincuentes, meses después todos y cada uno de los miembros que hicieron este robo posible terminaron en las rejas.

Hoy, 14 años después de semejante obra maestra del engaño, ésta historia llega al cine bajo el nombre de El Robo del Siglo y con Ariel Winograd (Mamá se fue de viaje, 2017) en la dirección y con un guión escrito por Alex Zito y Fernando Araujo. En ésta adaptación la película se centrará en cómo Fernando Araujo (Diego Peretti) craneó de buenas a primeras el famoso robo al Banco Río y como paso a paso fue reclutando a las personas perfectas para idear este plan infalible. Teniendo a Mario Vitette (Guillermo Francella), un ladrón 100% profesional y con una larga experiencia en el rubro delictivo, funcionando como mano derecha ambos deberán limar las asperezas que puedan llegar a existir dentro del grupo para poder llevarse uno de los botines más grandes de todos los tiempos.

Si hay algo que es evidente es que Ariel Winograd tiene una gran forma de crear comedia. A pesar de que la mayoría de sus películas no son escritas por él, como en este caso, uno puede inmediatamente reconocer que Winogrand está detrás de ellas. El Robo del Siglo es un claro ejemplo de esto y se nota desde las escenas principales gracias al guion que logra captar esa esencia del director y a lo largo de todo el desarrollo de la trama el libreto otorga de manera memorable algunos momentos que son muy, muy graciosos. Ahora bien, yendo por fuera de la parte que pueda generar gracia al espectador, la historia en su totalidad no está lo suficientemente bien pulida cómo para generar una sensación de conformidad total. Da la sensación de que al tratarse de una historia real y al no poder contar con una versión 100% oficial de parte de cada uno de los involucrados en el acto, los eventos que tienden a funcionar como dramatización quedan flojos con respecto a los que son puramente ficcionados. Ahí es donde la película encuentra su disyuntiva más grande: contar los eventos verídicos deben lograr una conexión más fuerte para con el espectador y que las licencias que el guion se tiene que tomar, por cuestiones obvias, sirvan para que la experiencia cinematográfica sea disfrutable en su totalidad. La cinta apuesta a esta fórmula pero de forma inversa y ahí es donde encuentra sus fallas más grandes, a pesar de que nunca deja de ser disfrutable ni divertida. Por otra parte la cinta logra generar momentos de intriga en cuanto al desarrollo y a la idea del plan al mejor estilo de La Gran Estafa (2001) al utilizar el montaje cómo un arma fundamental para establecer el suspenso dentro del relato y que, a veces más a veces menos, logra generarse de buena manera.

Siguiendo por este camino elegido por el guion es por donde transitan los personajes, que si no fueran por las interpretaciones de las dos estrellas principales con las que cuenta la cinta, Francella y Peretti, también serían cuestionables sus trasfondos y motivaciones. Eligiendo dejar de lado ese aspecto y apostando a que el espectador “compre” desde un primer momento lo que los personajes hacen la mayoría de los personajes logran tener sus momentos de gloria y crear excelentes segmentos de comedia pura encabezados por un Francella puro recordando sus mejor momentos en Casados con Hijos o en su antiguo programa de sketches, Poné a Francella. Peretti también logra tener sus momentos en donde acapara toda la atención pero en otro nivel y que dadas algunas de las características que tiene su personajes, no terminan de depositarlo a lo que podrían ser sus mejores aptitudes. Completando el podio de los que mejor se desenvuelven a lo largo de toda la cinta se encuentra Luis Luque que en otro rol, completamente secundario, da el antagonista que la película necesita para que la trama del robo funcione de manera correcta. Completando el elenco están Pablo Rago, Rafael Ferro, Mariano Argento y Johana Francella que dan actuaciones variadas en cuanto a calidad pero que en cuanto a desarrollo se ven muy alejados de los dos protagonistas (que tampoco tienen tanto).

El Robo del Siglo termina siendo un digno film de atracos pero que por la magnitud del caso verídico termina dejando gusto a poco. La película termina siendo satisfactoria gracias a sus momentos de comedia pura y a la perfecta ejecución gracias sus dos estrellas protagónicas y a un montaje que aliviana los segmentos de planeamiento/ejecución de uno de los robos más emblemáticos de nuestra historia.