El robo del siglo

Crítica de Jessica Blady - Filo.news

ROBÓ, HUYÓ Y LO PESCARON

Una gran película de atracos con acento argentino
Uno de los hechos policiales más resonados de nuestra historia reciente llega a la pantalla grande con mucho humor, acción y un gran elenco.

El 13 de enero de 2006, seis delincuentes llevaron a cabo uno de los golpes más recordados de la historia reciente argentina: el robo a la sucursal del (por entonces) banco Río en Acassuso, San Isidro. Los hombres simularon una toma de rehenes con la intención de vaciar el contenido de las cajas de seguridad, en total 145, llevándose un botín de 19 millones de dólares, incluyendo dinero, joyas y objetos personales de sus víctimas “ricachonas”. Nadie salió herido y los damnificados cobraron los seguros correspondientes, por eso, a 14 años del delito, los cuatro condenados recuperaron su libertad, más allá de que gran parte del botín nunca fue recuperado.

Hurto, secuestro y una huida cinematográfica por el desagüe pluvial que pasaba por debajo de la calle Perú, desde donde se extendía un túnel excavado con precisión por los criminales, hasta un boquete en una de las oficinas del banco. Semejante golpe no podía pasar desapercibido para la pantalla grande, más cuando se trata de una historia que todavía resuena en la memoria de los espectadores. Ariel Winograd -“Mamá Se Fue de Viaje” (2017), “Vino para Robar” (2013)- es el responsable de trasladar esta espectacular odisea, mezclando su habitual costumbrismo argento con los mejores elementos de las clásicas películas de atracos (heist movies).

Al mejor estilo de “La Gran Estafa” (Ocean's eleven, 2001), Winograd y los guionistas Alex Zito y Fernando Araujo (el mismísimo cerebro del golpe) nos pasean por los pormenores del planeamiento, la ejecución y el desenlace del bien llamado “El Robo del Siglo” (2020). Todo arranca con Araujo (Diego Peretti), un artista con ¿ínfulas de Robin Hood? y muchas ganas de llevar a cabo un atraco para los anales. De a poco, comienza a juntar a su equipo, entre ellos ‘El Uruguayo’ Mario Vitette Sellanes (Guillermo Francella), el ladrón experimentado del grupo; y ‘El Marciano’ (Pablo Rago), encargado de la ingeniería. La apuesta no es sencilla ni barata, pero al final del día la recompensa resultará enorme… y nadie debería salir herido.

“El Robo del Siglo” va y viene en el tiempo mostrándonos cada etapa del plan que, en muchos casos, se va dando sobre la marcha. De ahí, la tensa relación que se establece entre Araujo (el tipo despreocupado) y Sellanes, un delincuente mucho más temperamental y meticuloso, que duda del éxito de este golpe. Los realizadores nos presentan un conjunto de individuos con iniciativa, pero no por ello menos patéticos, que van dejando de lado sus diferencias, resaltando sus cualidades a medida que el plan lo necesita.

¿Quién diría que este es el ideólogo del robo del siglo?
La detallada recreación del atraco -con una gran puesta en escena y una cámara que se mete en lugares imposibles- y la tensión que se establece una vez que los criminales lo llevan a cabo, son los puntos más fuertes de esta historia que se suma a otros exitosos relatos ‘basados en hechos reales’ de la reciente filmografía nacional como “El Ángel” (2018) o “El Clan” (2015), demostrando la fascinación del público local por el ‘true crime’. Pero Winograd lo encara con más liviandad y espíritu aventurero, logrando que nos comprometamos con la narración, incluso sabiendo cómo termina todo.

El director se concentra en el hecho y poco ahonda en la vida privada de sus protagonistas, más allá del ‘Uruguayo’ que intenta mantener una relación con su hija Lucía (Johanna Francella). Tampoco aporta un claro juicio de valor, dejando que sus personajes se conviertan por momentos en los ‘héroes impensados’ de la historia. En la vereda de enfrente, está Miguel Sileo (Luis Luque), negociador de la policía y antagonista designado, cuya única misión es que esta situación no se convierta en una tragedia. Claro que este experimentado miembro del grupo Halcón no sabe que dentro del banco no hay individuos violentos ni armas cargadas, y a pesar de quedar como un fantoche estafado, la película reivindica su labor ante los momentos más tensos.

Dos cabezas piensan mejor que una
“El Robo del Siglo” (de alguna manera) nos obliga a empatizar con los verdaderos villanos -que el atraco haya sido en uno de los barrios de mayor poder adquisitivo de Gran Buenos Aires no es justificación- y, a pesar de la ficcionalización de los hechos (algunos encajan con la realidad, otros no tanto por cuestiones dramáticas), resulta lo suficiente atractiva para exceder el ámbito policial y convertirse en un vehículo de entretenimiento. Francella y Peretti se mueven por terrenos conocidos, casi como arquetipos de este subgénero, pero la idiosincrasia local también juega un papel importante, y suma a la hora de delinear esta historia y sus característicos personajes.

Humor, acción, una buena banda sonora que la acompaña (Los Violadores, Andrés Calamaro, Frank Sinatra, Dos Minutos), un gran elenco y la complicidad del espectador se conjugan para que “El Robo del Siglo”, probablemente, se convierta en el próximo (y merecido) éxito de la taquilla argentina.