El rey león

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

Hay pocas historias en el universo animado que conmuevan tanto como “El Rey León”. A 25 años de aquella epopeya de Disney, el derrotero de Simba y su padre Mufasa vuelve a escena en una apuesta digitalizada y con el agregado, para las versiones subtituladas, de las voces de Beyoncé, Danny Glover, Chiwetel Ejiofor y Seth Rogen. Hay algo contundente, nada iguala a la versión de dibujitos animados. Es que aquí, el efecto sorpresa se pierde. Pero hay una historia que, para aquellos que la descubren ahora, tiene una fuerza arrolladora. Y es cómo se plantea la crudeza del ciclo de la vida, sobre todo en el vínculo de Mufasa y su hijo Simba. La película también hace hincapié en la identidad, en no renunciar a los valores que constituyen la historia de cada uno y, claro, de qué manera la ambición por el poder tiene su castigo, al menos en el mundo del reino animal de Disney. Porque el pequeño Simba creerá que ya es rey cuando la corona le queda demasiado grande y su tío Scar, el villano, apelará a la mentira y a instalar un sentimiento de culpa para lograr sus objetivos. Timón y Pumba con su canción “Hakuna Matata” vuelven a descomprimir el momento trágico y el contrapunto de estos amigos levanta las primeras risas en medio de alguna que otra lagrimita. Sorprende, eso sí, la calidad técnica del filme. Es el momento en que uno agradece la imagen y el sonido de la gran pantalla. Por eso vale la ocasión para cambiar el sentido de una famosa frase y gritar: “El rey ha vuelto, ¡viva el rey!”