El rey Arturo: La leyenda de la espada

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Los caballeros de la mesa redonda; Arturo, Lancelot, y Ginebra; Merlín; Excalibur. Las leyendas que narran la historia del mítico Rey Arturo y sus valientes caballeros se encuentran dentro de las historias medievales que más veces han sido adaptadas a la gran pantalla, aún más que el propio Robin Hood.
No nos alcanzaría estas líneas para enumerarlas todas, pero han pasado por todo tipo de géneros y estilos, desde los más fantásticos, a los más realistas, dramáticas, aventureras, románticas, animadas, con un personaje actual que viajaba en el tiempo, en clave paródica; en fin hay reyes Arturo en el cine como para empacharnos, a posibilidad de esta historia que originalmente fue contada de boca en boca y no necesita respetar ningún asevero con una historia real fue inspiración para realizadores de la talla de John Boorman, Antoine Fuqua, Gary Goldman y Don Bluth; y en esta ocasión el inglés Guy Ritchie.
Hubo una época allá hace casi veinte años en que Ritchie se hizo de un nombre inmediatamente con su ópera prima Juegos, trampas y dos armas humeantes, eran tiempos en el que el cine inglés y el de gánsteres estaba teniendo un renacer de la mano de estilos ágiles, videocliperos, gancheros, e historias que podían atrapar a un público joven. El tiempo pasó, Ritchie quiso asumir otros riesgos, no le fue tan y pareciera desde entonces querer emprender un eterno regreso a sus fuentes, sea cual sea el material de base con el que cuenta.

Lo hizo con los dos Sherlock Holmes, lo hizo con El Agente de C.I.P.O.L., y lo vuelve a hacer en esta Rey Arturo: La leyenda de la espada que probablemente ostente el dudoso honor de ser una de las peores adaptaciones de esta historia… si es que con la cantidad de licencias que se toma se puede seguir considerando una adaptación.
El guion, escrito a ocho manos entre el propio Ritchie, Joby Harold (cuyo mérito es haber realizado la curiosa Bajo anestesia), Lionel Wigram (colaborador en El agente de C.I.P.O.L.), y David Dobkin (cuyo prontuario adjudica los guiones de R.I.P.D. policías del más allá y la simpática y bizarra Demencia Macabra); presenta a primera vista el típico relato de camino del héroe. Uther (Eric Bana) y Vortigern (Jude Law) son hermanos, Uther es rey, Vortigern lo envidia, traiciona y asesina, quedándose con el trono y hundiendo al pueblo bajo su tiranía.
Arturo es el hijo de Uther, que crecerá hasta convertirse en un líder natural (Charlie Hunnam), y ante la presencia de la mítica espada Excalibur revelará su destino llevar a cabo su venganza y terminar con el malvado Vortigern. A grandes rasgos, la historia es esa. Claro que en el medio están los caballeros, las damas… y una extraña necesidad por evitar nombrar a los personajes clásicos que todos conocemos. Lancelot, Ginebra, y Merlín puede que estén, pero costará un poco identificarlos a los menos hábiles.

La espada Excalibur marca su destino, está clavad en la piedra, pero lejos de ubicarse en el centro de la historia (como podría indicar su título) es desplazada como un elemento más, si hasta se decide cortar e lplano de la escena que todos queremos ver en una historia del Rey Arturo y Excalibur. Rey Artur: La leyenda de la espada sería una precuela de la historia clásica, cuenta los hechos previos ¿?, pero, de todos modos, no se entendería así la presencia de algunos datos que deberían ser narrados cuando en una eventual continuación nos cuenten la historia clásica.
Ritchie es el de Snatch, cerdos y diamantes, y se empeña en demostrárnoslo en cada escena. Arturo y su grupo funciona como una pandilla, son marginales, sucios y mal hablados, tienen una postura “cool”, y cortes de pelo y vestimentas que nos hacen pensar que realmente la moda es cíclica. La banda sonora (sumamente irritante y anti climática) y el montaje – el elemento clásico del director de RocknRolla que mezcla la ralentización seguida por cámara rápida a puro martilleo visual – también transitan el mismo camino de tono moderno.

No es la primera película ambientada en la época medieval que mezcla elementos actuales, recordemos la simpática Corazón de Caballero; pero en esa ocasión la intención era abiertamente realizar un híbrido entre la aventura clásica y la cultura pop; Rey Arturo: La leyenda de la espada, se lleva la aventura clásica a marzo, quizás hubiese funcionado mejor introduciendo un personaje actual en épocas antiguas al estilo de En el nombre del rey 2.
Tampoco funciona bien la mezcla entre una historia de gánsteres que quieren retomar su lugar en las calles, con los elementos fantásticos sobrecargados aún para una historia con espadas superpoderosas y hechiceros ancestrales ¿Cuándo vieron sirenas en la historia del Rey Arturo? ¿Era necesario que Vortigern termine siendo tan similar a Darth Vader? La mezcla de tonos, con efectos digitales que tampoco son los mejores, y escenas de acción torpemente realizadas, llevan a una historia dispersa por demás a la que cuesta prestarle atención y comprender lo que está sucediendo.
Su duración de algo más de dos horas puede parecer eterna. Rey Arturo: La leyenda de la espada es un film fallido en varios aspectos, quizás se pueda rescatar la interpretación de Jude Law que se divierte con su pérfido personaje, del resto es poco lo que se puede rescatar. Guy Ritchie tiene un estilo muy propio, debería entender que no todas las historias se adaptan bien a ese estilo.