El retrato de Dorian Gray

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Juventud eterna pero con arrugas

Basada en la novela de Oscar Wilde, la película llega con la actuación de Ben Barnes (el Príncipe Caspian en Las Crónicas de Narnia) y un nutrido elenco de intérpretes como Colin Firth, Rebecca Hall y una ex-chica Bond, Maryam D'Abo.

El Retrato de Dorian Gray sigue los pasos de un seductor aristócrata que regresa a Londres, se relaciona con Lord Henry Wottom (Firth) y conoce los secretos que esconce un retrato suyo pintado por Basil Hallward (Ben Chaplin).

El paso del tiempo comienza a percibirse en todos, menos en Dorian: se mantiene joven y, en cambio, es su pintura la que envejece y refleja su degradación física y moral.

El relato hace alarde de su correcta reconstrucción de época, de su tono lúgubre (que recuerda a La leyenda del jinete sin cabeza) y de sus correctos actores, pero no logra transmitir el misterio y el espíritu gótico de una historia que se resiente en varios tramos.

La búsqueda incansable del placer en todas sus formas y el crimen cobran forma en este film que juega también con lo fantástico y esconde un pacto diabólico que sólo se vislumbra sobre el desenlace. Quizás resulta un poco antiguo y se toma su tiempo (casi dos horas) para crear la atmósfera que se necesitaba, entre reflejos diabólicos y bailes de máscaras.